El precio de la democracia, caminar y construirla
Para que pueda existir la democracia se requiere de igualdad política, para que los intereses de los unos y los otros puedan ser manifestados y considerados. Se supone que a partir de la participación y la deliberación deberíamos todos, como sociedad representada por los diferentes grupos, incidir en la agenda política, poner sobre la mesa los temas a tratar y propiciar la acción pública en aras de conformar el bienestar social y el bien común.
Para lo anterior existen diferentes mecanismos y formas: las elecciones, los partidos políticos, las cámaras de representantes, las segundas vueltas, los comités electorales y un sin fin de maneras de propiciar que la democracia se haga presente y permita la participación, pero sobre todo la igualdad política.
En el mundo existen diferentes tipos y grados de desarrollo en la democracia, tenemos países como los Nórdicos y Estados Unidos (donde hasta el personaje más extraño pudo llegar a la presidencia), y tenemos otros países donde incluimos al nuestro, que están sumidos en luchas internas en donde existen dictaduras o grupos de poder mimetizados o apalancados en la "democracia" (porque no hay igualdad política y éstos tienen mayores recursos para que sus intereses sean considerados).
Por lo anterior, la democracia es un constructo en el que la lucha de poder es un aspecto crucial y por ende, tiene un precio muy alto que pagaren algunos aspectos. Basta con voltear a ver a nuestros vecinos del norte, quienes ahora están pagando un precio muy alto por haber elegido a quien eligieron; o veamos hacia adentro, en nuestro país estamos enfrascados en la lucha interna de los partidos políticos, los cuales poco representan a la sociedad y se han enquistado en nuestro sistema democrático que sin duda necesita seguir evolucionando. Cabe aclarar que no se afirma que nuestra democracia no evolucione, porque ha habido avances interesantes en los últimos 20 años, sin embargo, es imperante que nuestra democracia acelere su evolución y madure a un mejor ritmo.
Tenemos que ser conscientes de que un sistema democrático robusto no se construye de un día para otro y que el camino para lograrlo estará lleno de obstáculos, metidas de pata y hasta zancadillas, pero debemos estar claros que es un camino que tenemos que "sufrir" que tenemos que "caminar" que tenemos que "planear", y lo que no podemos permitirnos es perder el rumbo, el propósito para el cual queremos la democracia, tenemos que tener clara la respuesta para la pregunta "Democracia…¿para qué?"..., queremos un mejor país, queremos una mejor sociedad, queremos desarrollo, queremos economía, queremos bienestar social, queremos educación de calidad, queremos seguridad, queremos honestidad e integridad, es decir, tenemos claro lo que queremos, lo que no es fácil es establecer el cómo y construir los acuerdos y condiciones para lograrlo, sobre todo cuando no existe igualdad política e igualdad de participación y que entonces todos los intereses estén debidamente representados…
Todas las decisiones, políticas públicas, sociales y hasta privadas, deberían estar encaminadas hacia lo que queremos lograr, hacia el México que queremos, no perdamos el rumbo, construyamos sobre lo que haya que construir, quitemos lo que haya que eliminar, nadie tiene una receta o plan maestro, es un proceso dinámico y vivo que tenemos que gestionar, que tenemos que cuidar, que tenemos que pasar y que tenemos que encaminar hacia donde queremos que nos lleve.
