La indiferencia del vivir

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Si lo reflexionas, es muy común encontrarte con rostros inexpresivos o en su defecto con rostros fatigados, con personas decaídas y apáticas que tal pereciera que les molestara hacer su trabajo. Es más, ya ni responden a los mínimos conductos sociales como los buenos días o un sencillo gracias.

Bueno, aunque común, no es grato. Y me ha llevado a cuestionar: ¿Qué es lo que tiene a tantas personas adormecidas? Sería muy sencillo responder que es falta de educación o que efectivamente están cansadas. Sin embargo, estamos hablando que la mayoría comparten estos síntomas, ya es un común denominador, al grado de referirme a la emocionalidad de la sociedad, tema importante y trascendente para cada uno de nosotros.

Se percibe en las personas el cansancio, su absentismo porque están inmersas en sus pensamientos, otras hundidas en el hastío del trabajo, algunas hasta desorientadas y deseosas de que las horas del día se evaporen. Me refiero a aquellas personas que te reciben en plazas comerciales, dependencias, negocios o los clientes que llegan a tu empresa, los ciudadanos que transitan por las calles en auto, transporte público o vía peatonal o hasta en tu propia casa. Efectivamente, todos estamos inmersos en esto, y todos debemos atender esta sintomatología social de la cual ya hemos sido testigos, o en el peor de los casos víctimas.

Reitero la pregunta de un principio: ¿Qué es lo que tiene a tantas personas adormecidas? Puedo deducir que es el tedio de la rutina, el desánimo de la incertidumbre, la falta de claridad en las metas, el disgusto o desagrado de lo que hacen, entre otras cosas.

Considero primordial la internalización personal, de esto surgen los deseos, la motivación, el agrado de ser y hacer las cosas, los objetivos y actividades que materializarán el ser día a día. Las personas no deben olvidar qué es lo que quieren lograr profesional, personal, familiar, laboralmente. Debes despertar, romper la indiferencia con el pensamiento crítico, estar muy conscientes de lo que se tiene y aspira. Analiza la viabilidad de lo que se desea, pondera el beneficio que se produciría a nivel personal y social; y si lo consideras perfectible, mejora la estrategia para mejores resultados.

Necesitamos personas críticas, racionales, que estén conscientes de lo que hacen como ser humano, como ciudadanos, como profesionistas o empresarios o desde sus oficios. Las acciones de cada uno de nosotros impactan en una generalidad y se debe aspirar a un impacto positivo. No obstante, la ignorancia, el egoísmo, la imprudencia, el absentismo, la ineficiencia, apatía, etcétera, son vicios que sólo construyen un ambiente hostil y desagradable que se puede contagiar de persona a persona si no se tiene el hábito de internalizar, de razonar y de marcar un alto a estos factores que han hecho de los ciudadanos personas indiferentes. 

Aspirar vivir en armonía, con tranquilidad, de forma pacífica, tener calidad de vida; significa en gran parte trabajar todos los días desde tu persona, desenvolverte como un ser crítico racional, trabajar tus emociones para dar lo mejor de ti, tener la templanza de enfrentar las malas noticias y no dejarte llevar por el enojo o la impotencia, mejor céntrate en la solución de los conflictos que toquen a tu puerta. Se necesitan personas prudentes, con capacidad de respuesta, con convicciones firmes y certeras; para ello es necesario la internalización de lo que eres, de lo que haces y de lo que deseas para lograr congruencia en ti y exteriorices a un ser sensato.

Una sociedad armónica se construye día a día por cada una de las personas que la componen, se reconoce que hay muchos factores que alteran la estabilidad emocional de nuestra sociedad, pero lo propuesto es al menos un comienzo.

Reacciona, eres un ser único y especial, inicia cada día enalteciendo tu dignidad humana con tus acciones, demostrando ser inteligente y crítico, céntrate en el tiempo presente y no vivas en el futuro, pues éste se construye día a día. Recuerda que tienes un rol en esta sociedad, desempéñalo con orgullo y siéntete digno de ello.

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