Yo, Díaz

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Mario DE VALDIVIA


Mayo 29, 2017

Es el título de un libro escrito por Pedro J. Fernández, joven ingeniero en computación que optó por la indagación histórica y afortunadamente dio con uno de los personajes más interesantes del inmenso tiempo mexicano: Porfirio Díaz.

Autoridades municipales de la Ciudad de Puebla de los Ángeles (me resisto a llamarla "de Zaragoza" por haber tenido la intención don Ignacio de incendiar a la ciudad y odiar a sus habitantes), tuvieron el acierto de organizar en un formidable recinto librero, la Biblioteca Palafoxiana, la presentación de ese libro bien documentado que trae a la memoria hechos y personas que marcaron más de medio siglo en la vida de todo el país y en lo particular de Oaxaca y de Puebla, ciudades hermanadas por la presencia constante de Porfirio Díaz.

Nacido y formado académica y políticamente en la primera; triunfador militar en ambas, dejó en Puebla su recuerdo imborrable por haber sido el sitio donde se rescató la soberanía nacional luego de espectaculares fugas y reorganización del Ejército de Oriente.

La obra está relatada en primera persona, como si el Héroe del 2 de Abril (y del 5 de Mayo, por supuesto) en su lecho de muerte, allá en París, el 2 de julio de 1915, le confesara a Carmelita Romero Rubio, su esposa, los incidentes e intimidades de su larga vida, desde su nacimiento en el Mesón de la Soledad; su madre Petrona; sus estudios en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz, su ingreso al Instituto de Ciencias y Artes; los oficios aprendidos para una vida honrada y sostén familiar; sus amoríos de mujeriego; su primera esposa y sobrina Delfina; su ingreso a la política y a la guerra; los aciertos y fallas como estadista; los desencuentros con Benito Juárez; la gran obra material de su larga presidencia; el acomodo de México como nación civilizada y en progreso; la nada secreta injerencia de los Estados Unidos para favorecer la Revolución Maderista; el exilio y, desde luego, la secuela que desde entonces nos ha quedado en los libros de texto, en la denostación de su figura, en el rescate de su imagen pública; las numerosas biografías, estudios, ensayos, películas y una telenovela que han ido nutriendo y enriqueciendo poco a poco el conocimiento del mejor presidente que ha tenido México.

Los restos físicos de Porfirio Díaz yacen en París, en el célebre cementerio de Montparnasse. Muchos quisiéramos que fueran traídos a México y que reposaran en su amada Oaxaca como lo deseó. Pero se interpone la mezquindad del oficialismo: sabe el gobierno que sería un regreso triunfal, apoteósico y formalmente debería ser honrado como héroe, a lo cual se resisten autoridades federales y los políticos que se sienten herederos de una revolución que dio al traste con un verdadero proyecto de desarrollo.

Pero si sus huesos están en Boulevard Quinet de la Ciudad Luz, la memoria de sus grandes hechos permanece y crece en el corazón de los mexicanos que, sin decirlo, simpatizan con el hombre a quien Juárez le debió su regreso y gracias a quien se logró la llamada Restauración de la República.

Recomendable por los cuatro costados 'Yo, Díaz', de Pedro J. Fernández, en su presentación fue comentado por Esperanza Toral, Alejandra Gómez Macchia, Miguel Herrera López y Mario Riestra Piña, quienes vertieron la riqueza de sus conocimientos sobre Porfirio Díaz, sobre Oaxaca, sobre Puebla, sobre la trascendencia que el Soldado de la Patria tiene en la vida de un México que hoy se debate en nubarrones de ingobernabilidad.

'Yo, Díaz' se suma a las obras de Krauze, de Tello Díaz, de Cosío Villegas, de Tovar y de los investigadores históricos que están rescatando la figura política y militar más importante del Siglo XIX, de ese hombre que los textos oficiales no podrán borrar jamás y que el juicio sereno de la historia va colocando en el honroso lugar que merece.

Ficha: YO, DÍAZ, de Pedro J. Fernández, Grijalbo, México, Primera edición enero de 2017, 470 pp.

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