La importancia del voto

  • URL copiada al portapapeles

José Juan ANZURES


Junio 13, 2017

El pasado domingo 4 de junio se llevaron a cabo elecciones en los estados de Nayarit, Estado de México, Coahuila y Veracruz. No voy a hablar en estas líneas de los resultados electorales, ni de las implicaciones políticas de los triunfos o derrotas de cada partido y cada candidato, eso ya lo han hecho voces más calificadas que yo. Pretendo más bien reflexionar sobre la importancia del voto.

El término voto viene del latín votum y se refiere a la manifestación de la preferencia de una persona respecto de un opción determinada. El voto es consustancial a toda democracia, pues a través de él, las personas manifiestan sus preferencias respecto de las distintas opciones políticas que existen, tanto en lo referente a personas, como partidos y programas políticos. El voto resulta tan importante en toda democracia que se considera no sólo un derecho, sino también una obligación.

El voto es un derecho (político) porque constituye la forma en que la ciudadanía se manifiesta y participa de la vida política del país. Si una democracia se construye sobre la voluntad popular, en las sociedades masificadas de hoy en día esta voluntad sólo puede ejercerse en mediante el voto de la ciudadanía. Por lo demás, el voto sirve también para saber y canalizar los intereses e inquietudes de la población, y es que incluso el candidato ganador de unas elecciones a un cargo público puede identificar los intereses del sector poblacional que no simpatiza enteramente con él y tratar de incluir estos intereses en su programa político. El voto es pues, no sólo una forma de participar en la vida política, sino también una forma de expresión de los distintos sectores de la población. El voto es además una obligación porque a través de él se manifiesta y hace presente la voluntad popular; una democracia sin participación popular no es democracia

En las pasadas elecciones del domingo 4 de junio se observó, como en casi todas las elecciones de nuestro país, un gran abstencionismo. El abstencionismo no es una conducta sancionable por el sistema jurídico mexicano, pero si se piensa que por el hecho de no votar no pasa nada, la verdad es que en el sistema democrático sí pasa y pasa mucho; en primer lugar, fortalece el régimen existente con el que se está descontento y lo alimenta sin generar contrapeso alguno; en segundo término el abstencionismo se interpreta como una apatía ante el régimen existente y esa apatía se traduce en falta de interés de participar en la vida política del país y por último, el abstencionismo produce que el margen de victoria del candidato ganador respecto del perdedor sea muy reducido, lo que lo hace ganar con poca legitimidad.

Entiendo que la gente está descontenta con la situación actual, con la incipiente democracia que tenemos, con nuestro sistema de partidos y nuestros candidatos. Entiendo que la gente no se sienta representada, pero no votar no es una opción, porque entonces parece que las cosas siguen igual no por culpa de quienes están en el poder sino porque la ciudadanía, que puede hacer algo mediante el voto, no lo hace. Una sugerencia, no muy alentadora, es votar por el candidato o partido que, a consideración de cada uno, es el menos malo, otra opción es anular el voto, es decir, votar y anularlo, esto significa que el voto no se contabilizará para ningún candidato, pero al menos es una forma de decir: "participé en la votación porque soy un ciudadano preocupado por la vida política de mi país, participo de las instituciones existente y anulé mi voto porque no me siento representado por ninguna opción". La diferencia entre no votar y anular el voto es que en el primer caso se atenta contra la obligación de votar y se considera como una indiferencia, en el segundo se interpreta como una inconformidad y aunque se trate de un voto entre millones, la persona inconforme se habrá manifestado según las vías democráticas que ofrece el mismo sistema.

Para evitar el abstencionismo otros países han decidido imponer una multa a aquellas personas que no votan y aunque podría considerarse como una medida muy agresiva, parece necesaria en países como el nuestro cuya democracia se está consolidando. Es necesario generar esa costumbre no arraigada de participar en la vida política de nuestro país. Es necesaria porque, como sostenía Ernst Forsthoff, para tener un gobierno democrático debe tenerse una sociedad democrática. Como ciudadanos responsables debemos votar, por el bueno, el malo, el feo o anulando nuestro voto, pero votar, porque en gran medida y a veces únicamente a través del voto la ciudadanía puede generar un cambio.

*Decano Regional Sur, Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno. Tecnológico de Monterrey.

  • URL copiada al portapapeles