Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Junio 20, 2017

La labor de los padres de familia ha cambiado en el transcurso del tiempo. He tenido la fortuna de disfrutar enormes momentos de alegría con mis padres, hermanos, tíos y primos. Mi papá fue un hombre de bien, periodista, entregado a su hogar, respetuoso, responsable, cariñoso, exigente, protector, detallista, trabajador, etcétera. A lado de mi mamá hacían un gran equipo, educaron y formaron a tres hijos dos mujeres y un hombre, que a la fecha trabajamos con el ejemplo y herramientas que nos brindaron.

Hoy día los padres de familia ya no ejercen únicamente como proveedores, cada vez están más involucrados en actividades que van desde cambiar pañales, hasta hacer una coleta por las mañanas a una hija o a más de una. Incluso conozco a varios hombres en México que ejercen a la perfección el doble papel de ser padre y madre a la vez, diría que se trata de súper papás, esos héroes que dan la vida por sus retoños, por brindarles educación y hacer seres humanos completos y felices.

Aunque a la fecha no hay escuelas para padres, quienes ejercen una sana paternidad, enseñan a sus hijos a vivir su vida, a luchar por sus propios sueños y a ver en cada reto una oportunidad; los guían, mas no los privan del derecho de decidir. Al alimentarlos con amor, educación, responsabilidad y confianza, crecerán con un corazón pleno en orgullo y satisfacción. Por el contrario, si su alimento son el dolor, sobreprotección, irresponsabilidad y holgazanería, serán adultos amargados y tendrán un corazón triste.

Y es que la tarea de ser padre no es fácil, deben encontrar la manera de brindar a los hijos tiempo de calidad, jugar y platicar con ellos, ya que los primeros años son determinantes para su capacidad de aprender, su salud y manejo del estrés.

Dar vida es un milagro y un privilegio, el don de la vida no es hacer hijos, es cimentar destinos, es un acto de amor y la responsabilidad más importante de un ser humano.

Siempre ha sido caro traer a un ser humano a este mundo, los servicios de salud, las escuelas, la alimentación, la casa, el vestido y el sustento, andan por las nubes. Sin embargo, cuando se educa a los menores se edifican destinos y el día de mañana se cosecharán grandes satisfacciones.

En el libro "Despertar a la Vida" de Juana Inés Jiménez, destaca una plática entre padre e hijo: -"Trata de ser lo que decidas ser, de manera que nadie te iguale. Escribe cada comienzo de un nuevo día con una sonrisa tanto del cuerpo como del alma, con la luz del deseo de vivir, de ser. Siembra la semilla del árbol de tu recuerdo en el corazón de las personas. Día con día irás regando esa semilla, irás cuidándola, sin permitir que se seque, sin dejar que muera. De esta manera las hojas de ese árbol hablarán por ti por generaciones y aunque tu cuerpo ya no camine por este mundo, aunque tu presencia física no esté ante los seres humanos, vivirás en su memoria; tu alma existirá eternamente".

Desde ésta tribuna un beso a mi padre hasta el cielo, a quién por siempre llevo en mi corazón, un homenaje a mi hermano Fernando Antonio, que ejerce la paternidad conforme al ejemplo que tuvo de un gran hombre; y a todos los padres un reconocimiento por el importante papel que desempeñan en aras de formar seres humanos plenos y felices, que seguramente harán un mundo mejor.

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