Don Porfirio, a 102 años

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Mario DE VALDIVIA


Julio 02, 2017

El departamento estaba ubicado en el número 28 de la Avenida del Bosque (Avenue-du-Bois-de-Boulogne), en el XVI Distrito parisino, el famoso y elegante barrio de Passy. La calle parte de la glorieta del Arco del Triunfo en la Plaza de la Estrella y da al bosque de Bolonia. Hoy se llaman de otra manera, la avenida es Foch y la Plaza de la Estrella (Place de L'Etoile) es Charles de Gaulle.

En ese sitio murió Porfirio Díaz hace 102 años, a las 6 de la tarde. Estaba por cumplir en septiembre 85 años de su intensa vida. Ahí quedaban 57 años en la vida militar y política de México. Guerrillero y combatiente en 1854, Jefe político y militar en Tehuantepec, General de División y triunfador el 5 de mayo de 1862; victorioso comandante en 1866 y 1867, año éste en que recuperó Puebla y México; gobernador de Oaxaca, revolucionario en La Noria y Tuxtepec, presidente de México 8 períodos y estadista durante los 35 años del llamado Porfiriato.

En París quedaban 4 años de exilio, de retiro familiar y colmado de honores de Jefe de Estado por gobiernos de la misma Francia, de España, del Reino Unido y de la Alemania Imperial. Poseedor en sus manos de la espada de Napoleón en Austerlitz, honrado por los militares franceses a quienes derrotó el 3 y 18 de octubre de 1866 y el 2 de Abril de 1867; respetado por sus captores del Colegio Carolino y rodeado de una familia unida y cariñosa.

Carmen Romero Rubio, su fiel compañera estaba ahí, a su lado, inseparable, desde las semanas previas en que la vieja fortaleza corporal de Don Porfirio entraba en decadencia. Lo había atendido el doctor Gascheau, quien días antes había predicho el deceso y el Padre Carmelo Blay lo había ungido con los Santos Oleos, el Sacramento de la despedida.

Porfirio Díaz, nacido en Oaxaca el 15 de septiembre de 1830 y bautizado en el Sagrario de la Catedral en la misma tarde, practicó oficios que le dieron formación y carácter. Se formó académicamente en dos instituciones señeras de su ciudad: el Seminario Pontificio de la Santa Cruz y el Instituto de Ciencias y Artes. En ambos obtuvo siempre las mejores calificaciones y su disciplina intelectual "conocida por su abundantísima correspondencia" fueron adquiridas en las clases de latín, de filosofía, de geometría y de todas las artes liberales, enseñanzas abrevadas en los colegios de donde salieron todos los liberales oaxaqueños de la Reforma.

"Tránsito sereno de Porfirio Díaz" se llama el relato que Martín Luis Guzmán nos regaló en Muertes Históricas, en donde narra con sencillez los últimos días del viejo estadista y, en efecto, la serenidad de su agonía y muerte. Regresaban en instantes los viejos recuerdos de la sencillez de su vida en Oaxaca y las vivencias con sus seres queridos: Petrona su madre, Nicolasa una de sus hermanas; Delfina y sus criaturas muertas.

No hubo rencores ni malos recuerdos. No hizo reproches hacia quienes rompieron el orden del viejo régimen en sus años de exilio. Sabía lo que era gobernar a un México bronco por eso predijo que, al soltar al tigre, Madero no podría domarlo, porque México no se salvaba con otra revolución y al parecer tampoco se salva con una democracia adulterada por los políticos actuales.

Carlos Tello Díaz, tataranieto de Don Porfirio, ha escrito en El exilio – un relato de familia, los últimos días de su ilustre ancestro, cuyos restos fueron depositados en la iglesia de Saint-Honoré- d'Eylau y años después en el Cementerio de Montparnasse, donde reposan, lejos del bullicio político mexicano que carece de brújula.

Futbolerías: México vs. Alemania

La selección alemana de futbol ha sido 4 veces campeona del mundo, 4 veces subcampeona; 4 veces tercer lugar y una vez cuarto lugar; ha estado en 13 semifinales y 8 finales y ha sido 3 veces campeona de Europa y 3 subcampeona. La selección mexicana jamás ha llegado a semifinales ni al "quinto juego". No es culpa del entrenador. Es culpa de nuestro mediocre balompié que muchos quieren ver como sublime.

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