La renegociación del TLCAN y el proceso de internacionalización de capital

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El 7 y 8 del mes en curso tuvo lugar la Cumbre del G20 en Hamburgo, Alemania. En el marco de esta reunión el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y de México, Enrique Peña Nieto, sostuvieron un encuentro en el que la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) fue un tema prioritario. Este asunto es relevante porque tiene implicaciones directas sobre las expectativas de crecimiento de la economía mexicana. En caso de resultar una renegociación desfavorable serían mayormente afectados los sectores líderes exportadores mexicanos, es decir, los que comercian equipo y aparatos eléctricos y electrónicos, productos automotrices, así como maquinaria y equipo especial para industrias diversas. Esta renegociación depende de diversos factores, aquí abordaremos uno de los más importantes, consistente en la correlación entre el desarrollo del TLCAN, las exportaciones nacionales y el proceso de internacionalización del capital, que es el detonador del ciclo actual de crecimiento económico a escala mundial.

La puesta en marcha en México del TLCAN en 1994 fue el cerrojo de la primera generación de reformas estructurales que entraron en vigor en México después de la crisis de la deuda externa de 1982, la cual marcó el final del proceso de industrialización por sustitución de importaciones y el inicio de la industrialización orientada a la exportación, determinando así la apertura de la economía mexicana. El ritmo y el reajuste institucional de este proceso ha marcado el destino de las diferentes economías en vías de desarrollo que, como la de México, han puesto en marcha el modelo de crecimiento sostenido en el mercado externo.

En efecto, a partir del TLCAN nuestra economía ha mantenido un crecimiento más sincronizado con la economía estadounidense debido a la alta dependencia de las exportaciones mexicanas con respecto a la demanda estadounidense. Recordemos que, en general, el nivel de exportaciones de un país depende del ingreso externo además de su capacidad productiva doméstica. Entre 1994 y 2017, trabajando con cifras del INEGI, las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos alcanzaron una máxima proporción del 89 por ciento del total de las exportaciones nacionales en 2001. En 2012, se llegó a la proporción mínima de 78 por ciento. En el último trimestre de 2017, este porcentaje se ubicó en 81 por ciento.

Respecto a las importaciones que recibió México desde Estados Unidos, alcanzaron una máxima participación de 75 por ciento en 1996, mientras que en 2016, llegó a 46 por ciento. En el primer trimestre de 2017, esta proporción aumentó sólo dos puntos porcentuales. En estricto sentido, Estados Unidos ha perdido el 29 por ciento del mercado mexicano. Esto, a reserva de conocer el origen del capital de las firmas que han ganado dicho mercado, pues, hay que decir que, por ejemplo, las importaciones de México desde China están compuestas en buena medida por productos de firmas estadounidenses.

Esta dinámica de codependencia de una economía sobre los ingresos externos no es exclusiva de la relación México y Estados Unidos. El sistema capitalista requiere espacios de acumulación transfronterizos, lo cual ha determinado diferentes periodos de internacionalización de capital, la globalización es uno de ellos. Esta fase inició en la última década del siglo XX y se ha caracterizado, entre otros elementos, por el desarrollo de las cadenas de producción global. Este último elemento de la globalización conocido también como la segmentación de los proceso de producción ha aprovechado cada espacio del orbe con recursos "disponibles" para obtener una redituable tasa de ganancia. Aunque, cabe mencionar, el tema de la desigualdad es el tema de la agenda de la globalización en el siglo XXI.

Por lo tanto, el futuro de nuestra economía está altamente correlacionado con el desempeño de la economía estadounidense. Sin embargo, el escenario aún incierto sobre la renegociación del TLCAN, podría determinar a largo plazo un cambio en la política económica nacional privilegiando el desarrollo del mercado interno dado la reestructuración potencial del comercio estadounidense.

 

*Profesor Tiempo Completo Titular "C". Facultad de Economía-UNAM.

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