16 de Julio de 2017 |
Alguna vez escuché a un niño pequeño, en un mercado de la ciudad, diciendo: "mamá, tengo miedo, ahí hay un feo, y ahí hay otro". Al parecer era su primera visita a un mercado. Pero, ¿qué es un feo? ¿Por qué un niño etiqueta a una persona de esta manera? ¿De dónde surge la discriminación? ¿Cómo construir una sociedad basada en el respeto y la tolerancia y no en la discriminación? En México, como en todo el mundo, la discriminación es parte de nuestra vida cotidiana. Son muchos los casos de discriminación que podemos constatar a través de los medios de comunicación y las redes sociales, esto no es nuevo, todos somos testigos de ello. La discriminación social se sustenta tanto en la desigualdad de poder y de recursos de los distintos grupos humanos que integran una sociedad, como en el mecanismo a través del cual construimos nuestros pensamientos y nuestras ideas. Construimos nuestros pensamientos con base en nuestros propios prejuicios, de los paradigmas y condicionamientos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, de nuestra propia familia y de la sociedad que nos rodea. El individuo, fruto del proceso educativo, considera que lo correcto, lo normal, lo adecuado, es lo que cree, lo que piensa, lo que ha aprendido. Si una persona piensa que aquellos que tienen menos recursos que ella son pobretones, nacos, insignificantes, va a emitir un prejuicio de esa naturaleza, y va a señalar al otro. Con el prejuicio, se cosifica a la otra persona que, pierde su identidad como ser humano, y pone al emisor por encima del sujeto enjuiciado, se le discrimina. El origen de la discriminación está en la intolerancia a las diferencias de los demás. La intolerancia es fuente de todo tipo de violencia, la discriminación es una forma de violencia. La intolerancia es parte de nuestras vidas, somos intolerantes con los demás, en nuestras propias casas y hasta con nosotros mismos. Cuando somos intolerantes hacemos una caricatura del otro, un prejuicio, un objeto. La persona, instalada en sus propias ideas y prejuicios, se enfrenta al otro, que es diferente y se concede la razón, descalifica al otro por no ser como él, a través del prejuicio. La intolerancia es ciega, todo lo que es diferente es malo y peligroso. Pero nuestro universo es diverso, la naturaleza es diversa, así como las personas. No podemos ser todos iguales. En la variedad está la belleza, la riqueza. La tolerancia es la convivencia de las disimilitudes y diferencias existentes. Es en las familias donde se pueden implementar estrategias desde el enfoque de la convivencia, impulsando, ante todo, la tolerancia a las diferencias de los demás y el respeto a la dignidad del otro. Pero para ello es importante la educación de las familias, que son la primera fuente educativa para el individuo. Sólo con familias conscientes, tolerantes y respetuosas podremos transformar nuestra sociedad. Es aquí donde el sistema educativo cobra enorme importancia. Las escuelas tienen un reto fundamental en el impulso de la cultura de la convivencia, entre los alumnos y entre las familias que la conforman. Esta cultura debe estar basada en la tolerancia a las diferencias de los demás y el respeto a la dignidad del otro. Las escuelas, más que lugares de instrucción, son espacios de relación donde surgen conflictos que podemos aprovechar para la reeducación de los mecanismos de comunicación y trato. El conflicto es positivo si buscamos estrategias para establecer nuevas reglas para vincularnos unos con otros, para establecer acuerdos de relación, para construir una comunidad inclusiva donde convivan las diferencias, donde todos puedan ser reconocidos y valorados, a través de límites constructivos. Se logrará la paz cuando podamos vivir esta cultura de convivencia, de tolerancia, de comunicación empática, evitando las generalizaciones y los prejuicios.
aamozurrutia@itesm.mx https://www.facebook.com/educactiv/AcEd Acción en Educación *Profesora de Cátedra del Tecnológico de Monterrey. Las opiniones vertidas en este espacio no reflejan el ideario del Tecnológico de Monterrey en Puebla. |