Socavones y cultura ciudadana

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Daniel SAVEDRA OLIVO


Julio 16, 2017

La palabra 'socavón' fue, tal vez, la más escuchada en las noticias de la semana pasada. Una mala obra, una serie de recomendaciones omitidas por la autoridad, y una serie de infortunios que destapan la cloaca que representa muchas veces la obra pública. Nada nuevo, tristemente.

El futuro de las ciudades y nuestros entornos depende de estas obras, y de la calidad de proyecto tanto como de su ejecución. Pero también depende de deslindar responsabilidades y entender dónde comienza un sistema corrupto e inepto, y dónde acaba una ciudadanía corrompida en el día a día. Hace algunos años el presidente mexicano dijo en entrevista televisiva, que la corrupción era un tema de índole cultural en los mexicanos. Y comienzo a creerlo, aunque no que sea algo con lo que se nace necesariamente como lo infirió, sino algo que es difícil arrancar de un día al otro, y que está en la gran base del sistema cultural y de creencias mexicanas.

Hoy desde las universidades y escuelas es de suma importancia, sea cual sea la licenciatura o grado académico que se curse, abordar la corrupción como algo real, existente, pero que se puede luchar desde los individuos, desde el profesional. Escuelas de arquitectura, ingeniería, y otras que tengan que ver con el mundo de la construcción, saben que el medio es uno muy viciado, y que desde algún diezmo hasta la exclusión de trabajadores de sindicatos o seguridad social, son cosas que suceden día a día. Pero no más. La corrupción debe ser vista como un enemigo público que vicia a los profesionales, pero que desde los alumnos abre múltiples opciones para su combate.

El caso del socavón, sirve como un caso más que evidencia el sistema de contrataciones y de ejecución de obra, pero la responsabilidad del mismo no es inmediata sino de décadas atrás.

¿Existe, acaso, una línea que separa a aquellos funcionarios que omitieron dar revisión a las recomendaciones de seguridad de la obra, de aquellas personas que teniendo el conocimiento omitieron responsabilidad en su trabajo? ¿Existe entonces, una división entre los responsables administrativos de una obra adjudicada de forma sospechosa y de aquella persona que por ayudar a un primo, lo mete a trabajar en una empresa con palancas? O, ¿hay de verdad mucha diferencia entre un constructor que omite normas y del ciudadano que se estaciona donde sea o no permite el paso al peatón?

Lo que pasa en el sistema de obra pública es simplemente un reflejo de la sociedad, y nos recuerda que las personas que tomaron decisiones sospechosas o cuestionables, fueron y son ciudadanos fáciles de detectar, que siempre mostraron el mismo comportamiento.

Es imperante que hoy las escuelas, universidades y formadoras de talento, atiendan a una visión ética que combata la corrupción desde sus raíces, porque si de algo está ansioso este país y sus ciudades, no es de talento ni de trabajo, sino de honestidad profesional puesta al servicio de la sociedad.

 

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@dansavedra

*Profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño del Tecnológico de Monterrey

 

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