No te necesito

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Federico VITE


Agosto 08, 2017

Hijo de inmigrantes, talentoso; en la cúspide de su gloria literaria conquista a la mujer más deseada del mundo y se casa con ella; después se divorcian. Arthur Miller publicó una colección de cuentos cuyo título parece una dedicatoria para la señorita Marilyn Monroe. I don't need you anymore (VikingPress, USA, 1967, 240 pp). Pero más allá de la inevitable y de la vana referencia al binomio Miller-Monroe, la pregunta es, ¿por qué un gran dramaturgo se interesa en escribir cuentos? Más que eso, ¿por qué se anima a publicarlos?

En este volumen, Miller comparte a manera de prólogo una serie de notas en las que reflexiona, en algunos momentos apresuradamente, sobre el cuento. Afirma: "En EU prestamos muy poca atención a los relatos que se publican, comprimidos entre los anuncios de las revistas, y se les valora más o menos como un producto improvisado, algo que se encuentra en el extremo inferior de la escala de magnitud, como búngalows en el mundo de la arquitectura". Insisto, parece una apreciación rápida, algo para salir del paso y justificar la escritura de cuentos. 

El autor de Las Brujas de Salem (1953) amaba el teatro, a los directores y a los actores, pero el cuento es un formato que lo acercaba más al público, gracias a este género, dice, se logra robar a cada lector desprevenido unos minutos de su vida. "Con el cuento uno puede atrapar con mayor rapidez lo maravilloso por sorpresa", refiere, ahora sí, atinadamente.

Uno de los nueve relatos de Ya no te necesito es la versión original de 'Los inadaptados', texto que se convertiría en la película Vidas rebeldes. El guion fue espléndidamente trabajado por Miller, pareciera que dominaba el arte de trabajar en telescopio (cuento) y microscopio (guion novelado). Se trata de la representación de lo imaginado a la distancia adecuada.

Este libro no es un capricho, como explica el autor en el prólogo, sino una apropiación temática en la que se muestran claramente los sentimientos de los personajes por una cosa, una persona o un acontecimiento y genera un discurso intimista que muestra a detalle una gran particularidad: cómo abandonar (una cosa, una persona o una situación) sin miedo al arrepentimiento. 

En estas narraciones, Miller presenta personajes que intentan, no siempre con determinación, salirse del huacal. Por ejemplo, un niño de cinco años que experimenta, en un irrepetible día de verano, la alegría de la independencia y el temor del aislamiento; un judío norteamericano que descubre a sus antepasados y sus vínculos con la historia durante un viaje a Italia; un célebre escritor que se encuentra con un amigo al que no reconoce y que le revela el coste personal de la fama; un ajustador que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabaja en los astilleros de Nueva York reparando los destructores y los portaaviones que llegan de los diferentes océanos; o una frustrada mujer de mundo que no logra, no pude, superar su condición de heroína cosmopolita. Sumemos a eso un actor que, después de toda una vida sobre el escenario y de comprobar la omnipresencia de la interpretación, valora la sinceridad de su padre viejo.

Escritos entre 1951 y 1966, los nueve cuentos carecen de la crítica social tan característica de Arthur en esos años de gloria literaria, de hecatombe, de Guerra Fría

Las virtudes como cuentista, de Miller, son firmes cuando trabaja las acciones que dan cuerpo al relato, los motivos de los personajes, el suspenso y las atmósferas, la progresión dramática de los hechos que otorga vitalidad a cada estructura narrativa. Dota de plasticidad cada cuento, pero es mucho más contundente cuando sale de la mente del personaje y deja al protagonista de los textos sobre el escenario del mundo. Posee bajas y altas temperaturas emocionales, es un oficiante de este negocio, el de contar historias. 

Destaco esencialmente 'La profecía' y 'Los inadaptados'. El primero por un enorme planteamiento y una resolución bien elaborada. ¿Qué se hace con un personaje que entiende el amor como ansia y necesidad de seguridad, pero disfraza esa emoción con una apretada agenda social? Sobre todo, ¿qué pasa cuando ese personaje se descubre mejor solo?

En cuanto a 'Los inadaptados', hablaría del gran poder evocativo de Miller para mostrarnos el desencanto por lo humano y el enorme potencial de vida que ofrece un paisaje salvaje, caballos, polvo, lagunas, cielo, aviones, todo ello como proyección de un ideal de belleza. Miller, en el prólogo de Ya no te necesito, precisa algunas cuestiones que bien valdría la pena replantearse a la hora de escribir un cuento: "En esta forma de arte el escritor aún puede ser tan conciso como su tema realmente requiera". Y agrega: "En el relato breve no tienes que decir más de lo que sabes, porque hay un tono de voz que, en medio de la presuntuosa grandilocuencia de nuestros días, aún invita a quien lo desee a decir o soltar su verdad de una sentada". Estas aseveraciones me parecen más sensatas, hechas por alguien que creía en el cuento como un vehículo para declarar su amor por los detalles. 

Ya no te necesito fue publicada en castellano por la editorial Tusquets, España, en 2002. Salió al mercado como una secuela de la reedición de esta serie de cuentos en Estados Unidos. Fue justo dos años antes de que Miller muriera.

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