Rafa Márquez, la punta del iceberg

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Que recientemente nos hayamos enterado que una figura pública de la magnitud de Rafael Márquez, campeón con el Barcelona, capitán de la selección mexicana, haya sido puesto en la lista del Tesoro de los Estados Unidos como parte de una red de lavado de dinero de un gran capo mexicano, no nos debería asombrar como lo está haciendo.

Sin duda, él tendrá que seguir su proceso para deslindar sus responsabilidades, pero si fuera cómplice o no, es lo de menos para lo que quiero reflexionar. El título de la columna es un mero pretexto para que sigas leyendo estas líneas…

Este hecho sólo pone de manifiesto una verdad que todos conocemos, en el país existe una gran y entramada red de delincuencia organizada que toca a todos los sectores de la población, el gobierno y las empresas y que ha establecido sus condiciones para que los negocios jugosos, los buenos negocios turbios, tengan un caldo de cultivo que propicie ciertas condiciones idóneas para que tengan muchas posibilidades de ser exitosos… Se ha creado un sistema que apoya y soporta las condiciones de negocio para las redes criminales organizadas. Todo un clúster económico altamente competitivo, con sus productos, servicios de apoyo, servicios complementarios, infraestructura, tecnología… una cadena de valor altamente integrada y con eslabones fuertes…

Un verdadero caso de estudio pues, tienen modelos de negocio que no tienen que respetar las reglas y que pueden corromper a cualquiera y eso es algo que debería ser considerado como un tema de seguridad nacional, porque pone en riesgo muchos de los fundamentos que sostienen al Estado mexicano y al tejido social del que todos formamos parte.

No es posible que sea más sencillo y lucrativo hacer un negocio turbio, ser corrupto y no respetar las leyes y el estado de derecho, que ser legal en todos los sentidos y contribuir de manera formal y honesta. Sin duda hay aspectos sociales y contextos altamente complejos involucrados, además de pobres estrategias y proyectos de desarrollo, o cuando menos pobres implementaciones de las políticas de desarrollo.

Tenemos que cambiar, no tenemos de otra, de lo contrario estamos condenados a que la delincuencia organizada termine de tomar control de los pocos espacios que le hacen falta.

Para ser un país mejor, para poder llegar a ser el México que queremos, tenemos que ser capaces de consolidar un modelo de país con fundamentos fuertes y basado en la integridad, la honestidad, la confianza, la cohesión social, la no violencia, el desarrollo de oportunidades para todos, con infraestructura, con visión… Pero nada de lo anterior va a poder ser si no atacamos el problema que tenemos desde la raíz, necesitamos innovar, hacer las cosas de forma diferente, porque con las políticas y decisiones que hemos estado implementando… al parecer lo único que logramos es colaborar en el caldo de cultivo que mencione un poco antes…

 

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@JorgeAOT

*Director del CEDDIE del Tecnológico de Monterrey. Las opiniones vertidas en este espacio no reflejan el ideario del Tecnológico de Monterrey

 

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