Sábado 16 de Septiembre de 2017 |
"Rompe el silencio. Cuando seas testigo de la violencia contra las mujeres, no te quedes de brazos cruzados. Actúa." Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU.
Debo decir estimado lector que esta es la primera vez que no sé cómo empezar a escribir estas líneas; me ha tomado tiempo asimilar lo que ha pasado en Puebla con la desaparición y luego fallecimiento de Mara, una joven estudiante universitaria de Ciencia Política de la UPAEP, de tan solo 19 años de edad, que lamentablemente ya no está hoy con nosotros porque alguien más lo decidió así hace apenas unas horas. Cuando supe que estaba desaparecida desde el 8 de septiembre, la tenía en mis pensamientos, deseando que pronto estuviera de vuelta en casa, con los suyos y haciendo su vida, como la hace cualquier estudiante de su edad; pensaba en ella viendo a mis estudiantes, escuchando sus risas en las clases, sus opiniones o las preocupaciones porque ya estaban por iniciar los exámenes. Y en mi mente estaba Mara, esperando cada día las buenas noticias de su regreso, pero desafortunadamente no llegaron, cuando el viernes 15 de septiembre se confirmó su deceso. La Fiscalía General del Estado de Puebla informó al medio día que habían encontrado su cuerpo y detenido al presunto responsable del delito de feminicidio; aunque todavía están abiertas las líneas de investigación que tendrán que determinar la causa de su muerte, y principalmente, qué pasó y quién o quiénes son los responsables de lo sucedido con Mara. La comunidad universitaria en Puebla se ha unido en un sentimiento de indignación, exigencia de justicia y un freno ante la ola de violencia de género que se percibe en la entidad desde hace tiempo; se ha detonado una cadena de reacciones en las redes sociales entre estudiantes, profesores, directivos, familiares, periodistas, políticos, por lo que hoy se ha roto: una familia, lazos de amistad, ilusiones, proyectos y un porvenir. Como ser humano, es doloroso pensar que una mujer, una joven estudiante pueda ser privada de su libertad, de la vida y de un futuro que no le pertenecía a nadie más que a ella. No puedo dimensionar lo que esto representa para su familia, pero sí veo que como sociedad no es posible abstraernos de lo que está sucediendo pues esta circunstancia no es solo de ellos, es de todos nosotros (gobierno, sociedad civil, iglesias, empresas, etc.). La violencia contra las mujeres[i] puede tener muchas formas: física, sexual, psicológica, emocional, económica, legal y estructural. Estas formas de violencia se interrelacionan y afectan a las mujeres durante toda su vida. La violencia contra las mujeres no se confina a una cultura, región o país específico, ni a grupos particulares de mujeres en la sociedad; es un problema público que impacta a todos en diversas formas, aunque así no se perciba. Es el resultado de lo que como sociedad en su conjunto no estamos haciendo bien para prevenirla, y el impacto es lo que estamos lamentando en este momento. "Mara no tiene la culpa" fue una de las expresiones que en redes sociales más circuló cuando estaba desaparecida; ser mujer no puede ser una causa de muerte ni en este país ni en ninguno. Las libertades y el pleno ejercicio de nuestros derechos los debe garantizar el Estado, impartiendo justicia y combatiendo la impunidad ante este tipo de delito. Pero también la sociedad debe ser consciente de su responsabilidad ante estos hechos lamentables. Desde la familia se construyen las creencias, los principios, los hábitos, los valores, las conductas y los estereotipos; eso nos hace convivir más tarde de la forma en que fuimos pensando que era "normal" tratar a los demás. Y eso se manifiesta en nuestro vocabulario y en la forma en que se percibe a la mujer. Las palabras y los actos son los medios de expresión de lo que somos como sociedad; cambiarlos es una tarea que supera la acción de gobierno, pero eso no exime que también sea la autoridad la que mantenga la paz, el orden y la seguridad, para todas y para todos. El problema está ahí y ante lo que está pasando veo una luz al final del túnel, ya que la violencia contra las mujeres se ha hecho cada vez más visible en la sociedad y esto puede no solo generar mayor conciencia sino presión social para la atención de un tema que está en la agenda pública (la que afecta a la sociedad) y que busca insertarse en la agenda de gobierno, que por su dimensión e impacto social deberá atender, ya que al parecer no hay otra alternativa. Una estrategia integral de políticas públicas para prevenir y combatir la violencia de género debe ser uno de los ejes rectores de este y el siguiente gobierno en el 2018. Mara rompió el silencio; una agenda de política pública con perspectiva de género sería una respuesta, y ya no un discurso.
Maribel Flores Profesor de Tiempo Completo del Tecnológico de Monterrey @floresm_mx / info@reconstruyendociudadania.org
[i]"Violencia contra las mujeres", en Naciones Unidas, https://goo.gl/ShAPIf, consultado en enero de 2017.
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