Mara, entre la omisión y la impunidad

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Lucero HERNÁNDEZ


Septiembre 17, 2017

¿Una más? ¿Sumamos una más a la lista de feminicidios? ¿Una más en la omisión de autoridades frente a una violencia que se ha salido de control y a la que se ha negado atención? ¿Una más al silencio de unos y oídos sordos de otros que optan por ignorar agresiones? ¿Una más a la impunidad, aquella que da paso libre a delincuentes y asesinos?

Mara dejó un estado violento, Veracruz, para apostar por el crecimiento profesional. Dejó vida en Xalapa, amigos y familiares, para construir en Puebla un camino a partir de sus estudios. Era un primer paso, y eso ya la hacía valiente. Así podemos encontrar historias en cada universidad: jóvenes que dejan sus ciudades por buscar calidad de vida, que al forjar su camino construyen también nuestro país, la fuerza económica y el movimiento social. A cambio, ¿qué les estamos ofreciendo?, y escribo, sí, desde la posición de la ciudadanía, pero sin dejar a un lado al principal responsable, el Estado.

Una ciudadanía que ha dejado crecer el machismo, la misoginia y la agresión a la mujer, como un escenario más cómodo: si no nos hace daño, mejor no involucrarse. Dejamos pasar historias de desaparecidas, pensamos: 'que resuelva su familia'; minimizamos el impacto de las agresiones verbales, que si un piropo es un halago no es violencia; y juzgamos a las mujeres que han decidido denunciar el acoso y viralizar a sus agresores.

Con Mara, Puebla vivió un doloroso 15 de septiembre. Ella viene a engrosar un número que prende alertas y propicia un grito de urgente ayuda para las poblanas. El Estado se niega a atender la exigencia de la Alerta de Género: 83 mujeres asesinadas en nueve meses no alcanza para advertir de un riesgo, la violencia con la que muchas fueron asesinadas parece no señalar una atención inmediata.

El Popular, diario imparcial de Puebla ha documentado la realidad de la violencia de género en Puebla, aun con esto, en julio de este año la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) negó para el estado la Alerta de Género al considerar que se cumplieron 11 recomendaciones emitidas en 2016 para prevenir el llamado, sumando con ello ocho recomendaciones más de las que este medio ha advertido omisiones, al tiempo de que se acrecienta la cifra de feminicidios.

Una de estas recomendaciones emitidas al gobierno del estado consistía en la integración y actualización del Centro Estatal de Datos e Información, el cual reúne los casos de violencia contra las mujeres (CEDA 2.0), herramienta para concentrar reportes de agresión suscitados en los municipios poblanos; la realidad es que en esa base de datos existen inconsistencias, son 115 los municipios que supuestamente no tienen ni un reporte cuando en realidad se han presentado casos, incluso de asesinatos (http://bit.ly/2wyFyiE).

Mientas la violencia machista y las agresiones a mujeres se mantienen presentes y cada vez más arraigadas, para el gobierno no existen reportes, hecho que ha llevado a mantener, ante los ojos de la autoridad federal, una situación de calma y no de alerta.

Ahora el asesinato de una joven de 19 años de edad prende las alertas a nivel nacional e internacional. Voces como Aministía Internacional, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género llevan el llamado #JusticiaParaMara a niveles superiores.

Nuestra realidad hoy día: programas de prevención en violencia a la mujer, fallidos; el descontrol sobre empresas como Cabify; protocolos de investigación y actuar inmediato de las autoridades, lentos. El asesinato de Mara Castilla es uno más en la omisión, dilación y complicidad de las autoridades para negarse a una realidad.

Somos una historia recurrente: Puebla y Tlaxcala, corredor de trata de personas, dos estados sumergidos en pobreza y marginación, en violencia hacia la mujer, en rezago social y negativas a la alerta de género.

Desde 2012 a la fecha, Puebla arrastra una cifra sin precedente: 780 mujeres de entre 15 a 29 años de edad, desaparecidas; 375 averiguaciones previas abiertas por trata de personas, y recientemente, la organización internacional Hispanics in Philanthropy ubicó en Puebla 9 de las 18 rutas de trata de personas.

Estamos frente a un problema estructural que rebasa lo social y lo político. El silencio autoimpuesto llevó esto a crecer, aunque detenerlo no es imposible.

La hermana de Mara, Karen Castilla, escribía en sus redes sociales "No estoy lista para vivir una vida sin ti, pero voy a intentar vivir una en honor a ti". Analicemos nuestro compromiso como ciudadanos, actores civiles, medios de comunicación y autoridades para actuar y detener la impunidad de quienes violentan a las mujeres.

*Jefa de información de El Popular, diario imparcial de Puebla

 

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@Luz_HernandezG

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