En mi tarea de investigar me encontré con uno de pocos artículos científicos que menciona sobre los modelos parentales que viven los hombres que practican una conducta sexual coercitiva. Los hallazgos publicados me hicieron ver algo sorprendente. Esto fue que más que relacionada dicha conducta con un apego deficiente con la madre, los hombres con conductas sexuales coercitivas, habían vivido figuras paternas desapegadas. Esto coincide con algún artículo que leí de un psicoanalista lacaniano, que abordaba en la figura del padre, su importancia como estructurante de la socialización, así como de su disciplina adulta. Así mencionaban la carencia del padre como determinante en personalidades sociopáticas y adictivas. ¡Nada más que la verdad por lo que he podido comprobar en el largo trabajo que he tenido con pacientes adictos! Quienes en su mayoría, por supuesto, han participado en actividades ilícitas.

Para las mujeres que se encuentran indignadas por lo que está sucediendo, quiero decirles que el problema es que nos faltan hombres. Por otra parte no me queda claro, si la mejor forma de combatir contra el feminicidio sea a través de cuestionar el papel del hombre dentro de la familia, y de consideraciones de "dominancia como el patriarcado". Donde es una realidad que en nuestros tiempos y actualidad, no observa ni tantito un patriarcado. Por otra parte el "si un día me matan es porque soy mujer" me parece una simplificación delicada. Por supuesto que un hombre no mata porque seas mujer. Mata porque su relación con la mujer está verdaderamente debilitada y llena de enojo. Porque la mujer está devaluada para él, o porque tiene rencor hacia ella. Porque se siente lastimado por las mujeres. Porque no sabe cómo acercarse a una mujer. Y en este caso (de la investigación) porque no tuvo un padre que le enseñara un apego sano a la mujer.

Es un tanto neurótico a mi parecer, encontrarse con que los problemas sociales que vivimos de violencia está centrada en los errores del otro como género, y no en nuestra relación y nuestra responsabilidad dentro de la familia. Veo también con preocupación que mi generación da (más) importancia a los roles en la familia de forma antagónica que (de forma) integradora. Creo que si seguimos destruyendo al género, haremos un grave daño a la familia. ¡Y aguas!, porque en la familia crecerán las nuevas generaciones.

A mi parecer la violencia no es un tema de género. Creo que la discusión esta pérdida si se aborda el caso desde ese punto de vista. Creo que nuestro fracaso está en nuestras relaciones. Relaciones que a simple vista parecen ser perfectas, pero que carecen de un ojo crítico hacia el interior de la familia. Donde todos creemos que llevamos bien las cosas de la familia; pero donde estamos criando hombres y mujeres egoístas, intolerantes a la frustración y sin amor y compasión hacia los demás.

Habrá que ver cómo somos "el pedazo que pudre la manzana". Por otra parte, finalizaría diciendo que las mujeres no se empoderan pensando en el patriarcado o el machismo. Se empoderan en su unión, equidad y amor con el hombre. La devaluación del hombre no ha servido ni tantito para esta generación. Se han puesto sólo los ojos en los que no lo han hecho bien. Sin embargo, nuestra sociedad necesita mucho de esos buenos patriarcas al lado de esas buenas matriarcas, diría La Warkentin, Justsayin.

http://www.psicologiaonline.com.mx