“Entre el resentimiento y la solidaridad” (Octavio Paz)

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Patricia REYNA ONTIVEROS


Septiembre 24, 2017

El México post sismo refleja sin duda, como pocas veces, la definición de nuestra mexicanidad, expresada tan claramente por Octavio Paz, aunque a muchos no nos guste. Citaré algunas de sus frases -con mucho respeto y cautela-, porque no puedo dejar de evocarlas en nuestra dolorosa realidad.

Nuestra identidad, de la que hablaba Paz, esa que "no es el refugio de la inteligencia sino de la emoción", esa que nos hace seguir la historia de una niña a todas luces falsa, cuando México se está cayendo, "esa identidad de la relación del hombre con la tierra, no con el cielo", ahora del hombre y nuestro caos natural.

"Con el puño en alto" refiere ahora una nueva frase que nos volverá a identificar, desafortunadamente, con "la resignación" como virtud popular. "Más que con el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad", esta adversidad que nos ha tocado vivir en la "que nos llueve sobre mojado", pero que enfrentamos juntos, "entre el resentimiento y la solidaridad".

Entre el resentimiento que traemos contra el gobierno y sus formas prepotentes de mantener, sin acercamiento alguno con el pueblo, el caos. No hemos visto en las calles desechas, ni siquiera por un mínimo de inteligencia emocional o hipocresía, a algún político rajándose el día, hombro a hombro, con los ciudadanos, retirando escombro o cargando alimentos para quienes ahora lo necesita, de forma expuesta, televisados y por lo tanto visibles, porque en México siempre hay muchos que lo necesitan, pero procuran no sacarlos en la televisión. No hemos visto a ninguno de los que seguramente serán candidatos en la próxima contienda electoral, esa absurda, irracional contienda electoral, en la que se gastarán miles de millones de pesos del pueblo, que se necesitan mucho más en los hogares del propio pueblo, en sus calles, en sus empresas, en sus escuelas, en la reconstrucción de sus espacios, porque esos lugares ahora no tienen techo. ¿Qué prometerán? ¿Casa para los damnificados? ¿Para los que no la tenían antes del terremoto? ¿Para los que la debían? ¿Empleo para los que lo perdieron o para los que no tienen ni tenían? ¿Por qué no los hemos visto ahora que tan buena oportunidad de campaña la naturaleza les ofrece? Antes de ser políticos son ciudadanos, y si como ciudadanos no actúan pronta y noblemente, como políticos menos lo harán. ¿Por qué no transitan del discurso a los hechos? Seguramente porque nunca piensan ni pensarán en la realización del discurso, ¿para qué?, si la gente cree en las palabras, y están para rajarse con el pico y la pala, o simplemente con las manos desnudas, para construirse desde los escombros. Los políticos y candidatos están para prometer como "La nube preñada de palabras viene dócil y sombría, a suspenderse…" "…balanceándose, mugiendo como un animal herido". Esa nube gris, caótica, incoherente, mustia, desafortunada y cargada de mentiras, que utilizará -ahora más que nunca-, la falta de techo para prometerlo, la falta de seguridad para infundir más miedo, etcétera. Nuevamente usarán las tantas carencias en un discurso que mostrará la desfachatez de quienes, en forma impúdica, prometen, sabiendo que nunca cumplirán.

Entre el resentimiento que traemos contra la mala distribución de la riqueza, la inequidad, entre el resentimiento contra el abuso, la corrupción y la impunidad.

Entre el resentimiento y la solidaridad, "con el puño en alto" que nos caracteriza como pueblo -así sea sólo para la resignación en nuestra tragedia-, para la ayuda al otro -así sea sólo en la desgracia-, para la búsqueda de nuestras muertes, pues "La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos", o para la búsqueda del cambio que, por necesario, resulta inaplazable.

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*Profesora de tiempo completo del Departamento de Derecho y Relaciones Internacionales. Escuela de Negocios, Ciencias Sociales y Humanidades Tecnológico de Monterrey

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