Un truco millonario

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Federico VITE


Octubre 17, 2017

Si le dijeran que la editorial Knopf, de Estados Unidos, compró en casi dos millones de dólares los derechos para publicar una novela de 900 páginas de un escritor joven, ¿creería que se trata de una obra de arte o de un libro bien hecho y enfocado sólo para vender?

El autor de City on fire es Garth Risk Hallberg, maestro de literatura que debuta en el continente literario con su extenso libro e inusualmente vendido no sólo a Knopf, sitio que de ahora en adelante será su casa editorial, sino al productor Scott Rudin, quien obtuvo hace un mes los derechos para llevar City on fire al cine; treinta días antes de la subasta que recientemente se realizó entre una decena de editoriales que pugnaron por la obra de Hallberg.

Dos diarios que dieron la noticia de la venta millonario de Garth (The New York Times y The Guardian) adelantaron que City on fire es una novela ubicada en Nueva York durante la década de los 70. El autor, de quien se conoce una novela gráfica titulada "A Field Guide to the North American Family" y algunos textos que ha publicado en el New York Times, se ha negado a dar entrevistas sobre su reciente fortuna; los casi dos millones de dólares sólo son el adelanto por la publicación de este libro que, según las declaraciones del agente literario de Hallberg, Chris Parris-Lamb, es inusual y extraordinario para un autor con tan poca trayectoria. 

Antes de la adquisición de los derechos, Diana Miller, editora de Knopf, escribió a Parris-Lamb un correo electrónico en el que elogiaba el libro diciendo: "Aparte del trazo ambicioso de la novela; muestra un gran poder de observación, tiene la habilidad de ser intelectual y emocionalmente generosa". 

Otra de las referencias, a mi ver embaucadoras, es que los editores emitieron un comunicado de prensa en el cual detallaban el poder hipnótico de esta historia en la que la trama gira en torno a un misterio hecho sucedido tras las los portones de una casa abandonada en East Village. ¿Hipnótica la historia? Patrañas.

Lo cierto es que el joven Hallberg se ha vuelto una mina de oro que durante seis años elaboró una trama que dejó sin aliento a los empleados de Knopf y, sobre todo, se sumará con mucho ruido publicitario a las huestes de algunos autores recientes de la novela de misterio, como bien nombran los editores comerciales a este género que despierta festivamente el morbo.

Garth será puesto, en los estantes de las librerías, junto al noruego Jo Nesbø, autor del detective Harry Hole, admirado por el millón y medio de personas que ha leído la novela policiaca The Bat. Pero de ninguna manera hablo de una cantidad estratosférica de lectores para Nesbø. Pensemos en las cifras extraordinarias que alcanzó la obra de Stieg Larsson con su saga Millenium: diez millones de dólares en ventas; más de trece millones de ejemplares sólo en castellano. El caso Millenium llama la atención porque inaugura una nueva manera de entender la literatura y, sobre todo, de cómo acercarse a los lectores. Larsson murió a los cincuenta años de vida, justo cuando entregó el tercer volumen de su trilogía. No disfrutó el dinero que dejaron sus libros, como sí lo hará Hallberg y lo ha hecho Nesbø.

Descubro en un autor francés vivo una propuesta estética (comercial) similar a la del afortunado Hallberg, quien muy pronto se presentará con bombo y platillo con su City on fire.

Hablo de Joël Dicker, quien con su novela La verdad sobre el caso Harry Quebert se ha convertido en el fenómeno editorial del año. En Dicker se nota la mano de Larsson. Narra la historia de Marcus Goldman, un joven escritor, y su antiguo profesor universitario, el respetado Harry Quebert, acusado de cometer un crimen ocurrido 35 años atrás. El libro fusiona la vida de Goldman -apurado por la fecha límite para entregar su nueva novela- y la de Quebert, quien tiene las horas contadas para demostrar la verdad sobre el caso que termina involucrando a estos dos personajes.

Las ganancias millonarias que obtienen las editoriales comerciales por la venta de novelas escritas por autores jóvenes hace pensar en muchos, muchos prejuicios, en fraude, por ejemplo; es decir: inflan al autor para que uno literalmente se desboque por ese nuevo libro seductor en el mercado. Patrañas, insisto. Espero no equivocarme con Hallberg, pero yo noto en toda esta campaña, que se inició desde la venta misma de los derechos de City on fire, un timo literario, un producto que dejará mucho que desear en cuanto a lo literario se refiere. Deseo que la novela no resulte un truco más en las altisonantes campañas literarias gringas. Pero la noticia, en todo esto, es que los editores apuestan fuerte por el misterio y, ¿por qué no? Se vale soñar con la novela de suspenso acapulqueño. ¡Ohh sí!

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