Detener todo para escuchar a Krule

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Diana Gómez


Octubre 22, 2017

Fue por el 2011 que escuché a King Krule y nada en él encajaba pero cada una de sus canciones tenía un fuerte laberinto del cual no quería salir. La hipnosis que generaba me encantaba y supuse un par de cosas: que era un tipo con una maduración musical increíble y que su voz resonaría por mucho tiempo.

La discordancia se debía principalmente a su corta edad y a lo que construía musicalmente. No podía creer que un músico que no llegaba ni a los 20 años de edad estuviera escribiendo de esa manera, acercándose a una poesía tan profunda y a arreglos simplemente perfectos.

En 2013 lanzó 6 Feet Beneath The Moon, el disco clave de su corta carrera y que nos impresionó a todos, pues no pretendía nada, sólo se presentó como un trabajo precioso, lleno de rock y jazz.

Las 14 canciones de este álbum contienen un alto grado cinematográfico, por lo que no es sorprendente ver en uno de sus videoclips a Alfred Hitchcock como introducción. 6 Feet Beneath The Moon es una película musical que se goza demasiado.

El álbum de hace casi cinco años tiene una fuerza delicada, sustentada totalmente por esa garganta tan peculiar del músico inglés; una de las razones más grandes de su éxito mundial.

Pero su trabajo sucesor, llamado The OZZ, es el que nos obliga a tener que detener todo en el mundo para escucharlo y examinarlo, porque cuando el primer disco enamora, con el segundo hay un miedo indescriptible que puede romper con todo el romance.

No es para nada el caso, The OZZ es un gran trabajo que nos llega a finales de año con viajes y emociones importantes. King Krule o Archy Ivan Marshall adelantó hace meses que este trabajo estaría lleno de hip hop, y lo cumplió pero de manera muy sutil, que ni siquiera se nota.

Lo que sí resalta es la forma en la que abunda en todos los subgéneros del jazz y en las experimentaciones sonoras, que no caen exactamente en el lenguaje y el esqueleto de una canción convencional.

Esto provoca que su nuevo disco no sólo sea vendible y se coloque es una jugosa industria internacional, sino que también esté coqueteando con el arte sonoro. Esto se nota en "Bermondsey Bomosom (Left)" y "Bermondsey Bomosom (Right)", piezas que hacen referencia a su trabajo anterior.

Las dos canciones dividen el álbum en tres partes y lo cierran hablando también sobre la luna y el 6 Feet Beneath The Moon. Todo un círculo que ha culminado de manera estupenda.

The OZZ es el trabajo más experimental con deliciosas sorpresas. Si no han escuchado nada sobre King Krule, les recomendaría comenzar por sus primeros EPs para entender esta pequeña pero deliciosa obra sonora que ha construido.

@dianaegomez

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