Lo ecológico del periférico poblano

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Patricia REYNA ONTIVEROS


Noviembre 11, 2017


Ansioso y apresurado
recién salido al trajín
mas las codicia sin fin
ya lo torna despiadado

(Anónimo)

 

 

Esta columna está dedicada a un tema que nos afecta a la mayoría de los poblanos todos los días y a personas de otros lugares que lo transitan: el periférico "ecológico".

El análisis coste beneficio de las políticas públicas y de las acciones del gobierno, involucran primero en su planeación los recursos económicos disponibles, los cuales es deseable que existan o que de manera inminente se obtengan y su involucramiento en la agenda de las acciones y programas de trabajo que enmarcan la gestión pública, dirigidas a solucionar los problemas en el ámbito del sector público, privado y social para cambiar la realidad desfavorable en la que se encuentran las personas, comunidades, entes o sectores (falta de vías de comunicación) que requieren cambios y transformación en pro del bienestar general en el marco legal vigente.

Desde luego, incumbe también a la entidad o dependencia que aplique dicha acción, la responsabilidad de la garantía, protección, restablecimiento y promoción de los derechos humanos, por lo que las políticas públicas deben permitir dirigirse hacia la generación de las condiciones reales y materiales para el cumplimiento de las obligaciones del Estado y por ende el mejoramiento de la calidad de vida de todas las personas.

En el análisis costo-beneficio (ABC) de la rentabilidad económica que tienen proyectos de infraestructura pública, confirma los beneficios indiscutibles que acarrean las vías de comunicación adecuadas, que serán confirmadas por el factor tiempo. El problema radica cuando los costes de estas vías de comunicación, además de una deuda pública, generan en el día a día una afectación para la sociedad y las personas, desde la disminución de calidad de vida por pasar horas sentados en el auto, disminución en su patrimonio por accidentes automovilísticas causados por la indebida planeación de estas vías de comunicación y hasta la muerte en muchos casos.

La ponderación de vías de comunicación efectivas para ciclistas y peatones es indiscutible, desde la perspectiva del mejoramiento al medio ambiente, desmotivación para el uso del automóvil, incentivación para el ejercicio físico, etc. Pero cuando se beneficia a unos pocos en prejuicio de muchos va en contra del interés público.

Con independencia de los grandes costos económicos que genera la construcción de vías de comunicación, pagados por los ingresos recaudatorios que el gobierno recibe, cuando éstas son mal diseñadas el coste es mucho mayor, pues se seguirán pagando por los ciudadanos por muchos años más.

Las mercedes del ejercicio al aire libre aparentemente son extraordinarios, pero cuando los espacios para realizar ese ejercicio están situados entre dos avenidas con congestionamiento de automóviles constante y un volcán con actividad casi diaria, se debería de pensar dos veces.

Es bien sabido que el tráfico de automóviles produce monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, compuestos de plomo, dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno, además del amianto que liberan al frenar, todos dañinos para la salud humana.

No se puede entender que se haya "pensando" en un periférico que además pomposamente es llamado "ecológico", en el que, por cierto la falta de árboles es visible, con un espacio intermedio que reduce el tránsito cotidiano de manera considerable, sin acotamiento, sin salidas, accesos por los carriles de alta velocidad, etc. en aras supuestamente de construir espacios públicos para el ejercicio al aire libre, área entre dos carriles repletos de automóviles que avanzan lentamente, frenando constantemente, liberando monóxido de carbono y amianto que respiran los pocos, muy pocas personas (afortunadamente) que se encuentran haciendo ejercicio allí.

Las obras de infraestructura pública, deben dirigirse hacia el mejoramiento de calidad de vida de las personas (incluyendo los beneficios económicos). El tránsito por el periférico ecológico se obstaculiza diariamente por obras o accidentes, pues al no tener acotamiento, cualquier percance por mínimo que sea, impide la circulación. Su diseño, promueve los accidentes automovilísticos y el espacio sacrificado para el tránsito de automóviles y destinado a ciclistas y peatones pone en riesgo su salud no sólo por la contaminación ambiental que allí se respira, sino también por la falta de accesos y salidas que tienen estos circuitos en la gran mayoría de sus tramos.

La necesidad de expertos previo a la acción, tomando además cuestiones de cultura provoca el dispendio de recursos.

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