Miércoles 29 de Noviembre de 2017 |
Bajo el estandarte "Leave No One Behind-End Violence against Women" (Ninguna se queda atrás: pongamos fin a la violencia contra la mujer) la Organización de las Naciones Unidas, ONU Mujeres, promueve el activismo social desde el 25 de noviembre, hasta el 10 de diciembre, fecha en que se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, bajo el #16DiasdeActivismo en torno al combate de la violencia contra las mujeres. ¿Qué ocurrió el 25 de noviembre de 1960? Acaso antes de esa fecha las mujeres no eran tratadas con violencia y discriminación? La historia recuerda que ese día fueron asesinadas las hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por las instrucciones del entonces presidente Trujillo, lo que desencadenó manifestaciones internacionales, así como procedimientos jurídicos, que permitieron esclarecer los hechos, para activar movimientos políticos desde organizaciones internacionales, reconociendo la necesaria intervención de instituciones públicas, privadas, organizaciones no gubernamentales y ciudadanía, para sensibilizar a la sociedad, enseñarle a identificar y detener, en la medida de lo posible la discriminación y violencia contra niñas y mujeres, así como generar acciones en el sector gubernamental enfocadas a la emisión de leyes, políticas públicas y servicios públicos con perspectiva de género, encaminados a evitar que se reproduzca la violencia. De todos los tipos de posibles escenarios violentos que durante siglos han menoscabado a las mujeres, fue precisamente el político, el que permitió colocar en la escena internacional este importante tema. Más allá del origen histórico del reconocimiento internacional para combatir la violencia, la realidad de esta situación de vulnerabilidad contra mujeres y niñas en México requiere identificar las causas que propician la violencia para emitir adecuadas acciones afirmativas en todos los sectores. Desafortunadamente se observa una tendencia que relaciona a mayor inseguridad en espacios privados o públicos, el incremento de incidentes violentos que vulneran a mujeres. De acuerdo con cifras de ONU Mujeres, el 35 por ciento de mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia, lo que le permite afirmar que de acuerdo con el crecimiento poblacional mundial, 1 de cada 3 mujeres en el transcurso de vida sufrirá algún tipo de violencia; mientras que en el caso de México, los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2016, INEGI) indican que las mujeres de este país de 15 años y mayores, en un 66.1 por ciento de esa población han enfrentado al menos un incidente de violencia alguna vez en su vida: es decir, 30 millones 700 mil mujeres han sido violentadas física, sexual, emocional o económicamente o han sido discriminadas en los espacios familiares, laborales, escolares, comunitarios o en su relación de pareja… lo que indica que 6 de cada 10 lectoras se enfrentó estas situaciones en algún momento de 2016. Con los resultados al mes de septiembre de 2017 de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU, INEGI) que muestran al 76 por ciento de la población de 18 años y más, con percepción de inseguridad en sus ciudades, identificando como zonas más peligrosas y vulnerables los cajeros automáticos en vía pública, el transporte público y las propias calles que habitualmente usan, en los sitios donde se considera más sensible la falta de seguridad, es URGENTE la implementación de políticas públicas encaminadas a considerar la seguridad ciudadana como pilar de las ciudades, con definidos enfoques de género... o qué porcentaje de inseguridad esperamos alcanzar para considerar esta una prioridad ¿Cuántos millones de mujeres más deberán vivir o morir víctimas de relaciones distorsionadas, para que la sociedad despierte y se ocupe de este problema? Si la inseguridad asecha las calles y espacios públicos, también se cultiva desde los hogares, pues con estimaciones mundiales y regionales de la OMS y de UNDOC (2013), ONU Mujeres indica que a nivel mundial, 1 de 2 mujeres asesinadas, el autor fue su compañero sentimental o algún miembro de la familia, siendo que en el caso de homicidios en contra de hombres esto sólo ocurre en 1 de cada 20 casos. En México la ENDIREH, 2016 (INEGI) indica que 4 de cada 10 mujeres sufre violencia por parte de su actual o última pareja, esposo o novio… y estas cifras se tornan oscuras si observamos que a nivel internacional el reporte de UNICEF, 2014, indica que 1 de cada 3 adolescentes afirma que su primera relación sexual fue forzada, pues pareciera que la creación de círculos viciosos debe enfrentarse desde casa, en las escuelas, sin distinción de sectores públicos, privados o sociales, pues sólo en coalición los esfuerzos que se destinen desde cada enfoque tendrán resultados en favor de niñas y mujeres. Espacios inseguros que condicionan violencia en proximidad familiar, escolar y laboral, son propensos a facilitar la desaparición forzada de personas para objeto de trata: ONU Mujeres señala que a nivel internacional 3 de cada 4 mujeres que sufre trata es con fines sexuales; la información de PGR y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el estudio elaborado con motivo del Día Mundial Contra la Trata de Personas 2017, indican que en 2016 se presentaron 500,000 casos de esta naturaleza, donde el 93 por ciento fueron mujeres, de las cuales el 26 por ciento menores de edad. Más allá del #NiUnaMenos #NiUnaMás requerimos acciones preventivas en conjunto, así como la reacción eficiente de autoridades. Un pendiente en la vía de reformas al Código Civil Federal está sobre la mesa, pues en México aún existen prácticas poco favorables para el desarrollo integral de la niñez que relacionan la posibilidad de la excepción al matrimonio infantil, prohibido a nivel internacional por ONU Mujeres, lo que tiene que ver no con la posibilidad de limitar el libre albedrío de adolescentes emancipados, pues se enfoca a combatir los matrimonios "arreglados" con mujeres entre los 14 y 18 años de edad, que en un país próximo a escenarios machistas, pueden ser el caldo de cultivo para incrementar alguna de las ya plenamente identificadas manifestaciones de violencia. En estos #16DiasdeActivismo los invito a poner en acción alguna buena práctica que favorezca desde nuestro núcleo más próximo: hogar, familia, escuela, trabajo, empresa, oficina pública, culto religioso… acciones en positivo que permitan identificar y poner un alto a la violencia, que nos permitan recuperar la confianza en sociedad. normapimentel@hotmail.com |