En esta última entrega de Rastreando Sonoridades del año, encontrarán la última lista de los trabajos sonoros que estuvieron retumbando en nuestros oídos durante los últimos 12 meses.

La elección va de nombres conocidos que de pronto renacieron con álbumes relevantes, algunos de ellos olvidaron sus proyectos anteriores y decidieron replantear su arte sonoro en grandiosos discos.

Aquí el veredicto:

Beth Ditto – Fake Sugar

En Gossip, Ditto era una mujer que expresaba su feminismo con su cuerpo y con su poderosa voz. Doce años la construyeron bajo un velo potente, pero en este 2017 decidió comenzar con su primer proyecto como solista: Fake Sugar.

El disco es bueno y tiene un gran aire popero; dentro de los pros en sus 12 canciones están esas guitarras con riffs precisos y limpios, pero también está la parte soft que deja que todos los demás instrumentos se manifiesten.

Kendrick Lamar – Damn

Es una gran sorpresa que el Damn de Kendrick haya tenido tanta popularidad en el año, y que se haya estacionado en México con una enorme aceptación. La cosa no fue fácil, la obra maestra de Lamar de 2016 ni siquiera pudo posicionarse de la misma forma que esta última entrega.

Con Damn el dinamismo funcionó desde la primera canción pero también triunfó porque dentro de las letras tenía un alto contenido de nuestros días posmodernos, comenzando por el amor.

NIN – Add Violence

Siempre es un agasajo tener que hablar de bandas como Nine Ich Nails; estos últimos años ha regresado Trent Reznor y compañía con un viejo formato: el EP. Mediante esta línea casera han decidido hacer tres entregas cortas de sus nuevos tracks. Por cierto, ellos mismos han decido producirlos.

En 2016 lanzaron Not the Actual Events y este 2017 el Add Violence. El enorme triangulo de NIN terminará en 2018 con su último EP, así que sí, tendremos más industrial para rato.

Jay Z – 4:44

Jay Z siempre tendrá un paso adelante a todos en cuanto a música, no sólo en la producción, sino también en la forma en que entrega sus creaciones (Tidal es un gran ejemplo).

Con el 4:44 dejó atrás a todos los raperos de este siglo y a su propia esposa. Valió la pena porque hizo un disco grandioso, que se plantó como el maestro de todos los álbumes de música negra.

Depeche Mode – Spirit

Depeche Mode ha logrado lo que pocas bandas legendarias: constancia y cero defraudaciones. El Spirit es meramente un plato más de toda la imaginería que esta agrupación nos puede otorgar en pleno 2017.

Es un disco largo, con trozos de un elegante post punk y una gran instrumentación. Dave Gahan ha hecho casi todas las canciones y una vez más, le han salido perfectas.

Gorillaz – Humanz

Una banda virtual habla sobre los humanos, de eso va el Humanz. El ciclo de Damon Albarn con Gorillaz se abre y se cierra cada vez que saca un nuevo disco, y justo ahí es cuando la magia sucede.

Tal vez lo que más funciona en la banda es que cada álbum suena como si fuera el último y el primero. Humanz es uno muy largo, con una larga lista de grandes colaboraciones que coquetean con los sonidos tropicales y el hip hop. Una joya más que agradecimos de Gorillaz.

LCD Soundsystem – American Dream

Creo que a estas alturas, lo único que podría decir de este disco es: gracias LCD por un trabajo tan limpio y potente. El regreso de la banda trajo consigo este álbum enorme y fabuloso, con canciones bailables y tracks oscuros y largos.

Ninguna canción tiene desperdicio, todas funcionan y se acomodan entre el pasado, el presente y el futuro, tal como sucede en estos tiempos, en los que tenemos todas las herramientas para escoger qué escuchar.

Con este conteo termina un año más de Rastreando Sonoridades. Agradezco a los lectores de Parabólica y El Popular que me prestan su tiempo y oídos para indagar en los espectros musicales. Les deseo un año de mucha música nueva y vieja, de muchos soundtracks preciosos y de muchas ganas de devorarse todos los discos. ¡Feliz 2018!