Positivismo hipócrita

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Jaime OAXACA


Enero 16, 2018

De un tiempo a la fecha, a todos los periodistas y columnistas vendidos que escriben textos color de rosa que ofrecen un punto de vista "bonito" de tal o cual tema, se les califica absurdamente como positivos.

¡Pamplinas! Positivos son los números o uno de los polos de las baterías.

Los que sólo escriben bonito, omitiendo lo esencial, haciéndose de la vista gorda, sin denunciar, no son positivos. Digámosles paleros, alcahuetes, lamebotas, chayoteros, entre otros epítetos.

La fiesta de los toros no es ajena a este tipo de "periodistas positivos", quienes suelen estar en contubernio con empresarios, toreros y ganaderos. Entre todos son más peligrosos que los antitaurinos, aquéllos que quieren acabar con la fiesta de los toros.

Esos hipócritas comunicadores fingen amor y respeto a la fiesta, en realidad omiten triquiñuelas y fraudes. Realizan crónicas a modo, en favor de sus patrones. Argumentan que no deben publicarse las cosas malas, porque le hacen daño a la fiesta.

¡Qué sinvergüenzas!

Pregonan respeto al traje de luces y a quienes lo portan, callan las trampas de los toreros, la pequeñez de los toros, las plazas con poco público, la generosidad de los jueces de plaza y las trampas de las empresas.

Así como hay periodistas que escriben de un México inexistente con bonanza económica, sin inseguridad, delincuencia, narcotráfico, ni impunidad; existen comunicadores taurinos que hablan de una fiesta que sólo vive en su imaginación.

Los dineros, concesiones, favores, a cambio de lisonjas predominan en el medio.

A quienes no comparten sus absurdos comentarios les llaman amargados.

Esos "periodistas positivos" coludidos con empresarios, apoderados, toreros, tienen sus tácticas para mermar puntos de vista que no les gustan. Dicen que sus contrarios de opinión le hacen daño a la fiesta. Que no es sano mencionar todas las fechorías que se cometen, que se les da armas a los antitaurinos.

Cómo es posible que haya quien suponga que informar verazmente es ponerse en contra de la fiesta. Se hace más daño ocultando la verdad.

La autenticidad es una de las justificaciones de la fiesta brava en pleno siglo XXI, cierto que existen otros conceptos, pero lo auténtico fundamental. Por eso es importante denunciar todos los actos que atenten contra ello; por ejemplo, la edad de los toros, la integridad de sus cornamentas, la ausencia de la bravura.

Actualmente existen especialistas en eufemismos para no mencionar los casos de toros mansos o toros bobos.

Cabe mencionar que la mayoría de los que cometen todas las malas acciones en tauromaquia, son capaces de hablar del México verdadero, del que está hundido en la debacle, del que se muere de hambre, del que sufre una guerra interna porque los mafiosos se disputan el país.

Curiosamente, ninguno de ellos se siente amargado, ni que está en contra de su patria.

Maquillar la verdad, pecar de omisión, es una acción ruin. Callar lo que sucede no es benéfico para la fiesta ni es de periodistas honrados, solo se trata de un término mal entendido o de un simple positivismo hipócrita.

 

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