Alexadre Desplat y la música debajo del agua

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Diana Gómez


Enero 21, 2018

A pesar de sus similitudes, el sonido en el agua y el sonido en el aire tienen grandes diferencias. El muro más alto que los separa es su nivel; cuando estamos sumergidos en una piscina sentimos cientos de capas sobre el cuerpo y las ondas sonoras se manifiestan en todos los poros.

La amplitud es sumamente diferente a la que se percibe en el aire. Se necesita unos segundos para percibir una vida más borrosa pero también más libre que puede tomar cualquier forma.

Entendiendo esto, el francés Alexandre Desplat llevó esas sensaciones al cine y procuró que cada espectador las sintiera en The Shape of Waters, pues fue el cerebro de la banda sonora del filme del que todos hablan.

Guillermo del Toro se sentó una tarde a comer Sushi con Desplat, quien ya ha creado música para grandes películas como el Hotel Budapest de West Anderson. Les emocionó la idea de armar la música para una historia de amor entre un monstruo y una mujer muda.

La premisa principal para crear las canciones tenía que ver también con que el amor puede tomar la forma que desee y debe llegar potente en el instante menos indicado. Así que el francés usó la música como el lenguaje principal del filme.

Aquella calidez la capturó a través de ondas sonoras en una orquesta muy potente, emulando olas y ríos intensos, pero también tuvo la delicadeza de incrustar arpas y flautas.

Hay un pequeño silbido y un bandoneón, instrumentos mediante los cuales hace énfasis en los sonidos caribeños. Lo interesante de este impecable trabajo, es que a pesar de usar cuerdas y metales, Desplat puso mayor interés en las opacidades y los pequeños detalles.

Este maravilloso trabajo sonoro, hizo que Desplat se llevara un Globo de Oro, además se perfila como favorito al Oscar y ha asegurado que se trata de su trabajo más importante como compositor.

The Shape of Water contiene una serie de eventos que nos hace querer un poco más las voces femeninas, los vinilos y las orquestas. Tiene ese toque de calidez en cada una de sus canciones.

Parte del romanticismo que Del Toro nos tiene acostumbrados, tiene que ver en esta ocasión con la música, que sin duda le dio una cara distinta al filme. Ni que decir de las escenas de ensueño que tienen que ver directamente con un poemario musical.

Guillermo del Toro y Alexandre Desplat no fallaron en esa primera charla y en su premisa. La formula les funcionó, crearon una película preciosa, delicada y completísima.

Si siguen sin verla, no lo duden dos veces y háganlo, presten atención a la banda sonora, les aseguro que la gozarán y querrán regresar a casa para escuchar todas las piezas que adornan a The Shape of Water.

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