¡Huele a flores! ¿Dónde es el velorio?
Muchas veces un guiño de ojo o una media sonrisa revelan más que una carta en la que un criminal confiesa haber matado
Muchas veces un guiño de ojo o una media sonrisa revelan más que una carta en la que un criminal confiesa haber matado. Un comentario punzante tonifica la conversación disfrazada con eufemismos o metáforas ramplonas. ¿Hasta dónde un pensamiento en contrapunto se escapa de la censura y la persecución de los censores de la moralidad? Existen creadores que se destacan por su visión crítica y su sistema de pensamiento a partir de la ironía, quienes sirven como el eje de la reflexión que construye un sistema cultural. Henry Louis Mencken (1880-1956) fue un pensador fundamental en la construcción de la literatura y el periodismo norteamericano. La obra del Sabio de Baltimore, como se le conocía a quien fuera amigo de Francis Scott Fitzgerald, se fundamenta en un estilo ácido y mordaz, muchas veces perseguido por los censores de la moralidad de los inestables años veinte. Si bien la obra de Henry Louis Mencken no ha sido difundida con amplitud en Latinoamérica, es fundamental desentrañar su lectura, pues cada una de sus críticas ayuda a entender que la historia es un constante fluir de errores, que son los olvidados los verdaderos actores del devenir de la vida. Según Eduardo Goligorsky, quien publicó una selección de la obra del norteamericano en Prontuario de la estupidez y los prejuicios humanos (1971), Mencken es un "precursor olvidado y padre intelectual del escepticismo militante". En lo particular siempre he tenido aprecio por los provocadores, hombres y mujeres capaces de darle un giro a un evento para dotarlo de nuevos significados al sustraer un porcentaje del "original". Aquí unas esquirlas de Henry Louis Mencken:
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