No van tus hijos a los toros, porque yo lo digo

A todos los diputados de Baja California que votaron para prohibir a los niños y adolescentes la entrada a la plaza de toros

- Hijo, te voy a llevar a los toros.

- Sí papá, quiero ir.

- ¡No! Dijo un prepotente metiche.

- No puedes llevar a tu hijo a los toros porque no se me da la gana.

- Cómo que no se te pega la gana, eso no es un argumento para que te inmiscuyas en mi decisión. A ti que te importa, yo educo a mis hijos a mi manera, yo decido a dónde pueden ir.

- ¡No! Te jodes. Digo que no los puedes llevar y te sometes. Tengo el poder para ordenar lo que puedes hacer. Que te quede claro soy dueño de ti, de tu familia y de toda la población. Decido lo que deben hacer.

- Quién diablos eres tú para decidir a dónde llevar a mis hijos. Eres un dictador, un entrometido, un tipo indeseable, que no tiene idea de lo que quiere. Yo soy su padre y sé la educación que le conviene a mi familia.

- ¡No! Claro que no sabes, pero no te mortifiques, para eso me tienes a mí, para enseñarte lo que debes hacer tú y todos los padres del estado de Baja California a los que consideramos analfabetos. Es por su bien, no sean idiotas. Ni modo que los ignorantes como ustedes sepan más que nosotros los diputados.

- Cómo vas a saber lo que quieren los papás. Carlos Torres Torres, en Mexicali te consideramos un junior, todo te lo ha dado tu papi, es evidente que te ha hecho daño.

- Claro mi papá me lo ha dado porque es poderoso y por tal motivo, yo y los demás diputados decidiremos por ustedes. No pueden llevar a tus niños a los toros porque no se nos da la gana, las corridas de toros son malas.

A todos los diputados de Baja California que votaron para prohibir a los niños y adolescentes la entrada a la plaza están a tiempo de rectificar. Sería bueno que leyeran la opinión de la socióloga y escritora Mary Carmen Chávez Rivadeneyra, madre de familia que llevó a sus hijos cuando fueron niños al espectáculo taurino.

Es sano que los niños vayan a las corridas de toros porque es una enseñanza para sus sentidos, es una forma de interpretar la vida. Los niños aprenden lo que es el ciclo de vida entre lo que es nacer, crecer, morir. Entienden, incluso, cuando un ser vivo, ya sea una mascota o alguien que hayan criado ellos como un animal doméstico, entienden mejor su proceso y su ciclo de vida y más profundamente cuando pierden a un ser querido.

La sangre, la muerte, no les afecta anímicamente. La sangre no es un elemento de muerte, la sangre es vida, sin esa gota de vida ellos mismos no hubieran tenido el momento del parto. La sangre es parte de la culminación de todo ritual.

La prohibición es un atentado a los derechos de la libertad porque nadie puede coartar nuestra decisión de cómo educar a un hijo. Los legisladores, directores de algunas escuelas, se niegan y cierra escuelas taurinas aunque en ellas está una filosofía y una existencia de vida que los niños pueden interpretar de todas esas maneras.

Incluso es una forma de proliferar hacia las artes, hacia la literatura, hacia las actividades manuales, hacia toda la parte multidisciplinaria que un niño puede desarrollar.

Remata la primera pregonera taurina mexicana: la violencia no está en la plaza de toros. La violencia está en los medios de comunicación, hay violencia interfamiliar, hay violencia por el machismo, hay violencia en su casa. Violenta es la desnutrición de los niños en este país, violento es que no vayan a la escuela y trabajen siendo niños, la explotación sexual infantil. Eso es violencia.

La supuesta charla entre el padre de familia termina con lo que dice el diputado.

- La neta, Baja California está llena de problemas, el crimen organizado, la lucha por el agua entre el pueblo y la cervecería que al gobierno le conviene que se instale y muchos más.

- Exclusivamente para que se vea que trabajamos fue la tarugada de la prohibición, ni los toros ni los chamacos nos interesan. Si no van a la escuela y no tienen dónde dormir y qué comer es su problema. Lo importante es que a los diputados nos vean en los medios de comunicación como si trabajáramos. Somos dueños de Baja California y sus habitantes, así que te lo repito: no van tus hijos a los toros, porque yo lo digo.

 

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