Un día menos
Rememorar la tragedia es un ejercicio de sobrevivencia, la confirmación de que uno sigue en determinado lugar
Rememorar la tragedia es un ejercicio de sobrevivencia, la confirmación de que uno sigue en determinado lugar aunque con una dosis de diferencia, a veces nimia, a veces magna, porque todo suceso implica una cicatriz. A las 3:34 horas del sábado 27 de febrero de 2010 un terremoto de 8.8 grados Richter transformó la cotidianidad en Chile, dejando al menos 500 muertos, cuantiosos daños materiales e innumerables heridas en el ánimo y en la concepción de tranquilidad de sus habitantes. Ese día, el escritor y periodista mexicano Juan Villoro se encontraba en Chile como participante del Congreso Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil. Estuvo ahí ese día en que "el sismo modificó el eje de rotación de la Tierra", acortando el día en 1,26 microsegundos, ese día en que "desde la Estación Espacial Internacional el astronauta japonés Soichi Noguchi fotografió el cataclismo y mandó un mensaje: 'Rezamos por ustedes'". La experiencia de Villoro quedó registrada primero en una crónica y después en un libro titulado 8.8: El miedo en el espejo, publicado por Almadía en 2010 en el que no sólo replicó la crónica sino que ofreció una diversidad de testimonios con la que poco a poco el libro se transformó en un ensayo sobre la catástrofe y su catarsis, un canto de varias voces que dibujaron los minutos de aquella tragedia.
Villoro, considerado uno de los grandes de la crónica latinoamericana, afianza su maestría en este libro mediante un discurso que evoca imágenes que van de lo coloquial a lo culto, con referencias populares y de corte intelectual. En este libro, por ejemplo, Villoro escribe una de las frases más conmovedoras sobre México: "Los mexicanos tenemos un sismó grafo en el alma". En su relatoría da cuenta del terremoto que vivió en ese instante, enfatizando lo relativo de lo real durante los movimientos bruscos, los muros resquebrajándose, la caída de plafones y mobiliario del cuarto de hotel: "La angustia y la calma me parecieron lo mismo. Algo cayó del techo y sentí en la boca un regusto acre. Era polvo, el sabor de la muerte". A lo largo de las páginas 8.8: El miedo en el espejo nos adentra en los terremotos individuales de cada una de las personas que ofrecen su testimonio, validando la apuesta de esta crónica: exponer, más que datos duros, historias. Este libro se convierte en un clásico de las catástrofes, en un referente para proyectos que intenten capturar las voces de eventos relacionados con sismos y terremotos, un libro que siempre apuntará desde su punto histórico al futuro porque, como Villoro escribe, "¿Qué tiempo tenemos por delante? Un chileno experto en terremotos comentó que nadie puede predecir cuándo llegará el siguiente sismo. Después de cada jornada, lo único que puede decirse con certeza es: Falta un día menos". El sismo del 19 de septiembre de 2017 en México confirma el dicho porque "Lo mismo sucede con las citas definitivas. Siempre falta menos para llegar a ellas. Una falla invisible decide el juego, nuestra residencia en la Tierra".
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