Las dos canciones de Wonder Wheel

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Diana Gómez


Febrero 25, 2018

Wonder Wheel es de las películas de Woody Allen menos aclamadas, pero el filme es bastante bueno, el tratamiento en sus personajes es importantísimo e inteligente. Verla es como estar dentro de un frasco con tonos chillantes acompañados de música preciosa y reconfortante, pero en realidad el relato manifiesta todo lo contrario.

El soundtrack de esta gran película tan sólo cuenta con un par de canciones, pero Woody Allen ha logrado lo que pocos, en cuanto a bandas sonoras se refiere, pues ha evitado que nos demos cuenta que en toda la película sólo aparezcan dos piezas musicales.

La idea es fenomenal y encaja con toda la historia, que por supuesto tiene que ver con la vida llena de problemas mentales de los personajes, como ya nos tiene bastante acostumbrados Woody Allen.

No sólo eso, el mensaje más potente del film es que cada individúo de la historia se consume a sí mismo. Es una rueda de la fortuna que empieza y termina de manera fatal. Un abismo sin salida. Una canción que se repite mil veces y que no se puede detener.

Esa es la razón más clara para tener sólo dos canciones en el sountrack, además de una fotografía fenomenal que se estaciona en el bello pero totalmente caótico Coney Island, donde Kate Winslet interpreta a una mujer que desarrolla una caída mental de forma ascendente. Todo el paquete la hace fenomenal.

Coney Island Washboard de The Mills Brothers es una de las canciones que suena en aquella isla. El grupo fue un aclamado cuarteto afroamericano de pop y jazz en los años 30 del siglo pasado. Por supuesto que lo que más destaca de su obra son las voces, mediante los cuales se ganaron el reconocimiento de los pioneros del swing.

La otra hermosa y deliciosa pieza corresponde a Jo Stafford, se llama You BelongTo Me. Una voz pura y madura que encaja sin problemas con las demandantes ideas de la protagonista de Woonder Wheel.

Esta última canción es utilizada por Allen para destacar los momentos más caóticos. Eso le da un sentido agridulce a todo, aunque claro, hay más desastre que momentos de paz, pero son justo estas piezas las que hacen el trabajo más ligero. 

El soundtrack por más diminuto que parezca es una herramienta muy bien utilizada, que puede simular los eternos y hermosos atardeceres de Coney Island después de la Segunda Guerra Mundial, y la desesperación que existe en una mujer adulta.

Les recomiendo que además de verla y escuchar estas piezas, busquen un poco sobre los trabajos de Jo Stafford y The Mills Brothers, ambos en formas distintas, contribuyeron a la música negra y al jazz.

En ramificaciones diferentes, los dos exponentes tienen mucho que decir en la historia musical. Siguen siendo vigentes en filmes, pero también las podemos adecuar en nuestra vida post moderna. No duden en escucharlos lento y tranquilamente.

 

@dianaegomez

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