Rafael Moreno Valle, no es un difunto político

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Pablo RANGEL SARRELANGUE


Febrero 28, 2018

Absolutamente despreocupado por la revisión a las cuentas públicas de su mandato se encuentra el exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas, con una labor diaria de más 15 horas, sostenido básicamente en su empeño de llevar a la gobernatura del estado a Martha Erika Alonso Hidalgo, y con una lista que le enmarca a los mejores cuadros del PRI, el otrora mandatario estatal obtiene encuestas en 48 horas de todas aquellas personas mejor posicionadas en municipios y comunidades a quienes de inmediato manda traer para ofertarles y garantizarles el triunfo por la vía de los partidos que integran la alianza Por México al Frente.

Nada nuevo para el doctor Rafael Moreno Valle, acostumbrado a mandar y sobre todo a que sus órdenes se ejecuten, por lo menos en la entidad. Quienes ejecutan los mandatos del precursor de la corriente morenovallista sostienen que ningún otro candidato a la gubernatura cuenta con la estructura necesaria para derrotarlos y que en algunos casos les sorprende que el PRI esté mandando a sus peores candidatos para contender en el próximo proceso electoral.

Desde el club de golf Las Fuentes, todo se revisa minuciosamente, la encuestadora contratada por el morenovallismo hasta ahora le refleja espléndidos resultados. Lo que se expresa en medios de comunicación respecto de los candidatos se lee sin mayor relevancia prestando mayor atención a la nota nacional: existe confianza total en la estructura conformada por muchos personajes que incluso laboran en el anonimato pero que están prestos a llevar frente al exmandatario al personaje político que éste elija y sobre quien se realiza una ardua labor de convencimiento que concluye casi siempre con un "gracias por haber optado por la mejor opción".

Quien no permanecerá, más de dos años en el Congreso de la Unión, de acuerdo con sus propios planes es Fernando Morales Martínez, quien piensa regresar a la entidad ya que, según comenta su proyecto político es otro y en este sentido no cabe duda que en muchos la filosofía morenovallista se ha impregnado.

La descomposición política del PRI en la entidad es reflejo de lo que acontece en el PRI nacional, donde pareciera que por fin están conformes con reconocer un triunfo a Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, en el estado desconcierta a militantes de Morena el poco activismo político y sobre todo la falta hasta ahora de una estructura sólida en defensa del voto. Si bien a nivel nacional los actores políticos que han llevado a la ruina al país podrían reconocer el triunfo de AMLO, los morenos casi prietitos no deben pasar por alto que los también morenos pero vallistas saben hacer labor, no sólo de captación de electores y candidatos, también conocen la alquimia electoral.

En anteriores entregas he reconocido la posibilidad de que la ola que empuja fuertemente a Los Pinos a Andrés Manuel López Obrador va a arrastrar consigo a muchos candidatos que incluso era impensable que por sí solos obtuvieran el triunfo, no obstante ello en Puebla, el abanderado de la alianza Juntos Haremos Historia, hasta ahora se encuentra dormido en sus laureles situación que pone a pensar a muchos seguidores de Morena en el estado.

En Puebla, quienes abandonaron las filas del PRI están seguros de que éste pasará a situarse en una tercera fuerza política y de ello atribuyen gran culpa a Jorge Estefan Chidiac, personaje que aun a costa de la derrota de su partido saldrá victorioso en forma personalísima.

Si bien la idea original del PRI nacional fue que el Partido Verde y Nueva Alianza en el transcurso del proceso electoral realizaran trabajo sucio para favorecer al candidato mejor posicionada entre PAN y PRI, la verdad es que los recientes ataques contra Ricardo Anaya muestran una fractura en aquellas mafiosas intenciones, pues en tanto los candidatos de esos partidos continúan sirviéndose de los medios de comunicación a su alcance para denostarse entre sí, Andrés Manuel López Obrador camina en caballo de hacienda hacia Palacio Nacional.

Reitero lo dicho al inicio de estas líneas, al exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas, hasta ahora, situado en su búnker del Club de Golf Las Fuentes sólo le interesa ganar, ganar y ganar, bajo la sólida convicción de que perdiendo Acción Nacional las elecciones a presidente de la República será más fácil retomar desde el Senado las riendas de dicho partido, aglutinando fuerzas para una futura contienda electoral, por tanto mis afirmaciones de anteriores entregas: Moreno Valle Rosas, no es un difunto político.

 

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