No music, no Life

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Diana Gómez


Marzo 18, 2018

La última canción que escuchó Russ Solomon en su tienda de discos fue All Things Must Pass de George Harrison. El paralelismo no sólo embonaba en él, también azotaba a la industria de la música y a toda una cultura devota de los discos en físico.

Todo iba en picada a principios del siglo XXI y las tiendas tenían que cerrar, los 90 se habían ido, no había más gente amando la música en acetatos o CDs, así que habría que dejar ir las cosas, sin buscar tantas respuestas.

Hace unos días murió Russ Solomon, quien desde Sacramento creó Tower Records, una de las tiendas de discos más importantes y la causante de una gran lista de bandas y melómanos.

El hombre fue un personaje atípico para amar la música. A pesar de ser un excelente empresario, nunca fue un monstruo persiguiendo el dinero, pero sí fue un devorador de discos. Le interesaba construir una cultura con base en el vinilo y el CD, y vaya que lo logró.

La primera tienda era un sitio modesto encabezado por su padre, pero poco tiempo pasó para que Russ se hiciera cargo, y muchísimas cosas cambiaron. Las montañas de acetatos se hicieron más grandes y la cultura comenzó a cambiar. La red social de ese entonces era Tower Records. Era normal encontrar a gente tomando alcohol, haciendo amigos, fumando marihuana e incluso teniendo sexo en las cabinas.

En el documental All things must pass, del director Colin Hanks, se relata de una manera excelente toda esta gran historia. En este trabajo se da cuenta del virus que creó Tower en los oídos. Simplemente si tu banda no estaba en este lugar, no existía.

El filme contiene grandes relatos y entrevistas, como la de Elton John, quien se ve como un hambriento melómano esperando a que abriera la tienda para llevarse todos los discos nuevos que se ofrecían.

"Me gasté más dinero en Tower Records que en cualquier otro ser humano", dice Elton Jonh sin titubear.

Varias cosas importantes pasaron en torno a este lugar, antes de que el internet -el enemigo más grande- llegara a acabar con todo. Se educó a una sociedad a escuchar el disco completo y se creó una comunidad fuerte y estimulada por la música.

Pero los 2000 llegaron, con ello nuevos formatos. Se abrió la oportunidad fabulosa de encontrar música gratis en la web, un virus que no paparía. Eso acabó con todo, y aunque indudablemente el internet es una herramienta maravillosa, a la industria musical le quito un enorme brazo.

Russ Solomon decía "No music, no life", y con la cabeza en alto aceptó que la vida musical había pasado a una nueva etapa y que era imposible detener. Hoy en día la cultura del acetato ha tenido un repunte pero no el suficiente, y no creo que sea momento de culpar a alguien por esto. Simplemente es la vida que nos toca compartir.

La muerte de Russ Solomon es irreparable pero nos deja enormes aprendizajes, comenzando por su infinito amor por la música y su humildad. Creo que es importante detenernos a pensar en cómo consumimos música y qué tanto tiempo de nuestra vida le dedicamos. Cierro este Rastreando Sonoridades con la siguiente pregunta: ¿cuándo fue la última vez que compraron un disco?

P.D. Vean All Things Must Pass en Netflix y vayan a Tower Records (hay uno en Puebla) a comprar un disco. Se sentirán increíblemente felices.

@dianegomez

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