Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Marzo 26, 2018

Imaginemos sólo por hoy un día sin agua, seca la garganta, secos los bosques, los océanos, los lagos, los ríos, las presas. Recién conmemoramos el Día Internacional del Agua, y como nunca debemos los seres humanos reflexionar, tomar conciencia sobre la importancia de la problemática del medio ambiente y el cambio climático, que provocan graves crisis asociadas a los recursos hídricos a nivel mundial. 

Bien sabemos que las inundaciones, sequías y contaminación del agua son más extremas cada día y se agravan con la degradación de la cubierta vegetal, los suelos, los ríos, los lagos, etcétera.

Mucho daño hemos causado a nuestro medio ambiente, por lo que resulta imperativo cuidar los ecosistemas, y con ello los recursos hídricos, imprescindibles para sobrevivir y prosperar.

Este año es prioritario analizar cómo la naturaleza puede ayudarnos a superar los desafíos que plantea el agua en el siglo XXI. Aún hay mucho por hacer para implementar en todas las naciones la infraestructura ecológica necesaria, y armonizarla con las herramientas tradicionales donde sea posible. Resulta necesario plantar bosques, reconectar los ríos con las llanuras aluviales y restaurar los humedales para devolver el equilibrio al ciclo del agua.

Hoy día cien millones de personas en el mundo carecen de agua potable, y cerca de dos mil 200 millones de seres humanos mueren cada año a causa de enfermedades relacionadas con la falta del vital líquido. La escasez alcanza a diversos países, cuántas colonias carecen del agua, -que por cierto cada vez se adquiere a mayor precio-. Los menos afortunados recorren grandes distancias para adquirir una cubeta de agua, en ocasiones hay poblaciones que no tienen acceso a las pipas. Que cuando consiguen un poco del vital liquido, que sacia la sed y hace que florezcan los arbustos en primavera y en otras estaciones del año, la reutilizan como pueden, para bañarse, vaciarla en inodoros, o lavar trastes y regar las plantas. Y ya ni qué decir de los animales, que muchos hay que mueren de sed en zonas desérticas, no lejos de la civilización.

En fin que es un tema éste que nos ocuparía diversos espacios, sin embargo quiero pensar que aún no es tarde para recapacitar, reducir en mucho el agua dilapidada, hacer un uso racional, consciente y responsable del vital líquido; encontrar nuevas formas de reciclarla, realizar campañas de concientización para no contaminar más nuestros mares, en fin, ser más educados en cuanto al tema del vital líquido, no olvidemos que se trata de un recurso no renovable y es una cuestión de vida o muerte…

 

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