Políticas públicas que hagan posible la resiliencia

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ONU-HÁBITAT, señala que 80 por ciento de las ciudades más grandes del mundo son vulnerables a los fuertes efectos de los terremotos, 60 por ciento corren riesgo de marejadas o tsunamis, y todas enfrentan los nuevos impactos causados por el cambio climático. Señala este organismo que el costo de los desastres urbanos, en 2011, ascendió a más de 380 mil millones de dólares.

Por ello ONU-HÁBITAT señala que una de las herramientas que ayudan a proteger los recursos de los pueblos y ciudades, ante los desastres naturales, es la resiliencia, la cual alude a la capacidad de los asentamientos humanos para resistir y recuperarse rápidamente de cualquier peligro plausible, que la resiliencia frente a las crisis no sólo contempla la reducción de riesgos y daños de catástrofes (como pérdidas humanas y bienes materiales), sino la capacidad de volver rápidamente a la situación estable anterior.

Nuestro país no es ajeno a los desastres naturales, en el tema específico de los sismos, México se ha visto devastado por grandes terremotos que han tenido consecuencias incalculables, los más recientes fueron los del 7 y el del 19 de septiembre del año pasado, los cuales sacudieron de forma violenta el centro del país, viéndose afectados los estados de Morelos, Puebla, Ciudad de México, Estado de México y los declarados zona de desastre, Oaxacay Chiapas.

En nuestra entidad federativa, después del sismo del 19 de septiembre del año próximo pasado, la Secretaría de Gobernación, emitió la declaratoria de Emergencia Extraordinaria para 112 municipios, a casi 10 horas del movimiento de magnitud 7.1 grados Richter, la secretaria hizo la declaratoria para la mayoría de municipios de la zona centro, sur, sureste y suroeste del Estado, que fue la principal zona afectada por su cercanía al epicentro en Axochiapan, Morelos.

Lo anterior pone en evidencia que en nuestro país y particularmente en nuestra entidad federativa es necesario se generen políticas públicas desde el desarrollo urbano, que hagan posible la resiliencia de las ciudades asentadas en nuestra entidad federativa, que se anticipen a las tendencias del futuro para así encararlas con mayor eficacia, desde construcciones más resistentes a los desastres, mayor densidad poblacional y menor consumo de energía hasta la creación de solidos fondos financieros y capacidades desde construcción.

Políticas públicas, que se plasman, entre otros instrumentos, en el plan de desarrollo urbano, el cual, es un documento técnico que contiene el ordenamiento territorial, las previsiones para la organización y el desarrollo futuro de la ciudad.

Planes que, de acuerdo con las disposiciones contenidas en la nueva Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 28 de noviembre de 2016, deben considerar las normas oficiales mexicanas emitidas en la materia, así como las medidas y criterios en materia de Resiliencia. Ello con el objeto de gozar de ciudades y asentamientos Humanos en condiciones sustentables, resilientes, saludables, productivos, equitativos, justos, incluyentes, democráticos y seguros.

Por ello se considera necesario incidir desde el Congreso del Estado, para promover una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica Municipal, ordenamiento que rige la vida de los Municipios, y en los cuales se encuentran asentadas ciudades, para incluir que el la expedición de los Planes de Desarrollo Urbano Municipal, se incluyanlas medidas y criterios en materia de Resiliencia. Con lo cual se pretende lograr ciudades capaces de recuperación rápida en caso de desastres provocados por fenómenos naturales, es decir, ciudades resilientes, hecho que sin duda se verá reflejado en la calidad de vida de los poblanos.

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