En la columna pasada les prometí que haría mis anotaciones acerca del último disco de Young Fathers, Cocoa Sugar, porque estoy totalmente segura que a final de año estará en las listas de los mejores discos.

El grupo de Escocia lanzó su tercera joya y con ella confirmó que en pocos años se han convertido en una banda majestuosa y potente. En sus únicos tres discos nos regalan un manjar completo sobre lo que significa hacer música en estos tiempos.

Utilizan todos los instrumentos posibles para hacer tracks completísimos, sin ningún respiro y con ritmos que nos mantienen arriba de los decibeles. No existen piezas flojas dentro de todo su repertorio.

En este álbum existen 12 canciones consistentes con tonalidades R&B pero también desarrolla géneros urbanos. Young Fathers deja de ser una banda de hip hop en el Cocoa Sugar para convertirse en un grupo estridente que confecciona sonidos que nunca se habían escuchado.

El disco comienza con See How, una flecha muy psicodélica que tiene ondas oscuras; sin embargo todo el disco es un gran amalgama del pop, con una sensación dance difícil de detener.

In My View le abre paso a las demás piezas que funcionan comohimnos intensos. Ahí está Wow que al igual que el primer track tiene capas bruscas pero también deliciosas.

En Border Girl se notan más colores musicales y el maravillo pop, además de amables coros que nos dan una cátedra de soul y góspel, con un tono suficiente de disco. Esta pieza carece del modo hip hopero del que se les tildó. Ahora sabemos que se han rebasado a ellos mismos.

Young Fathers han sido teloneros de bandas enormes como Massive Attack, por supuesto no hay que comparar, pero si las ponemos en la balanza tiene todo el sentido del mundo que ambas estén en un mismo escenario.

Aunque Massive mantenga un sonido crudo y sumamente oscuro, ambos grupos tienen una estructura musical similar. Convierten lo complejo en algo disfrutable. El ruido es su mejor aliado pero lo arman de forma limpia.

Annihilation

Seguramente muchos de los que están leyendo esto ya vieron Annihilation de Alex Garland, si no lo han hecho, háganlo lo antes posible, porque esta película de ciencia ficción ya se ha colado entre los grandes filmes del género.

La película es fenomenal y sigo sin poder superar la última media hora de esta creación de Garland, porque parte de que todo explote y sea tan intenso tiene que ver con el Score que fue creado por los Geoff Barrow de Portishead y Ben Salisbury.

Los dos ya habían trabajado con el director en Ex-Machina pero este score fue un reto porque, de acuerdo con ellos, las cosas cambiaban a menudo y la música que creaban debía sufrir modificaciones.

La mitad de la película está hecha con guitarras más suaves, un ambiente más materno porque la historia también tiene un fuerte mensaje sobre la humanidad, pero la última media hora Geoff y Ben dejaron sacar todo lo maravilloso que tienen en el cerebro y terminaron complementando un filme estupendo a través de música electrónica.

No quisiera ahondar tanto sobre de qué va esta película, porque creo que su brillantez depende del enigma que creó en su promoción, sólo considero que deben verla y analizarla. Es un filme con un score que les cambiara la forma de ver nuestra existencia.

@dianegomez