Martes 10 de Abril de 2018 |
"Es una verdad el que, con frecuencia en política, se aprende del enemigo. Lenin
El inicio de las campañas en el 2018 nos permite observar esta etapa del proceso electoral federal desde diversas perspectivas, desde el punto de vista de los ciudadanos, con respecto a los actores políticos que compiten por la silla presidencial, particularmente. 1.Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está a la cabeza de todas las encuestas que se han aplicado recientemente, e incluso podría decir que desde 2015, que he medido el nivel de conocimiento y preferencia para elegir Presidente de la República entre los jóvenes. Al día de hoy, rebasa en todas el 35 por ciento de intención de voto e incluso, en la plataforma de oraculus.mx (un modelo de agregación de encuestas) ya rebasó los 40 puntos que Defoe Spin reportaba en diciembre de 2017. En las encuestas publicadas al inicio de este año (Mitofsky, Buendía & Laredo, Suasor, Parametría) encontramos diversos resultados, pero todos coincidentes en cuanto al candidato que encabeza las preferencias. Paralelamente, en Google trends, es muy superior el interés de búsqueda que está registrado para la marca AMLO, a diferencia de sus contrincantes Ricardo Anaya y José Antonio Meade. 2.La distancia entre el primer lugar y el segundo, y más aún con el tercero, en la mayoría de las encuestas, es amplio, lo cual no advierte hasta el momento, una contienda electoral cerrada o que pueda anticiparnos un escenario de empate técnico; más bien, considero que podríamos esperar una elección que al final se pueda medir entre dos competidores con probabilidades reales de ganar. Sin embargo, todavía faltan los siguientes días de abril, mayo y casi todo junio para identificar el escenario más probable de elección presidencial. Como es de esperarse, en una campaña política, pueden pasar muchas cosas, así que incluso, a pesar de mi primer planeamiento, no podría decir que AMLO ya tenga garantizado el triunfo electoral. 3.Derivado de los puntos 1 y 2, el voto útil, que supone la posibilidad de que un porcentaje de los electores, con un perfil muy particular, un nivel educativo elevado y cierto grado de conocimiento de los candidatos a la presidencia, es posible que se haga presente el día de la elección. Esto implica una decisión en función de una candidatura que, aunque no sea la favorita del elector, sí tenga la mayor probabilidad de ganar la elección, por lo que la ciudadanía podría optar por esta decisión, a fin de evitar el triunfo de una candidatura que nunca votaría. 4.La posición del segundo lugar no es todavía competitiva con el primer lugar, con lo cual, todavía en este momento de la campaña, podríamos esperar cambios en la intención de voto. En este sentido, tampoco está asegurado el segundo lugar para Ricardo Anaya, tomando en cuenta las últimas mediciones que se han realizado, en las que puede advertirse un crecimiento para Margarita Zavala, quien podría arrebatarle una preferencia para el elector que se identifica con el PAN; aunado a la estrategia de campaña de José Antonio Meade, que sufrido cambios que le podrían representar una mayor preferencia. 5.Las candidaturas independientes no inspiran, como quizás en 2015 se esperaba que lo hicieran, un cambio político que refleje el interés del ciudadano por darle el poder a una ciudadana o ciudadano su voto de confianza, a pesar del desgaste que tienen los partidos políticos en términos de su bajo nivel de aprobación, como lo muestran estudios de opinión pública (PewResearch Center o Latinobarómetro, 2017). Quizá porque no representan una candidatura ciudadana apartidista, ya que los candidatos independientes que estarán en la boleta electoral han participado tanto en el PAN, como en el PRI anteriormente. Siendo por lo tanto AMLO, el único candidato que se puede presentar con el perfil anti anti sistema (ni priista, ni panista) para el elector que no ve en dichas fuerzas políticas una opción de gobierno. 6.La participación política de los ciudadanos es aún incierta, pues en todas las encuestas el voto indeciso puede suponer que no hay certeza todavía de por quién votar, porque no hay un favorito para un considerable porcentaje del electorado, o bien, porque no acudirán a emitir su voto el 1 de julio, ante la insatisfacción con las candidaturas. Esto es un dato muy importante porque podemos esperar un nivel de participación ciudadana que corresponda con estos números. 7.Para concluir, las propuestas de los candidatos no despiertan todavía un ánimo colectivo que incentive una mayor participación el día de la elección, ya que no se han notado, al igual que las estrategias de propaganda política para generar prejuicios de los adversarios; se requiere mayor tiempo para presentar las ideas concretas a favor de los temas que más preocupan a los ciudadanos, como pueden ser la violencia, la corrupción o la economía. Esperaremos los debates. |