La inconformidad mundial es evidente

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Nadia ALMARAZ ARÍEZAGA


Abril 22, 2018

Vivimos en una época en la que el mundo está cambiando a gran velocidad, no sólo en el aspecto de tecnologías e información, sino también respecto a ideologías, y es que, lo hayamos percibido o no, se están rompiendo paradigmas en el ámbito político y económico a nivel mundial.

A pesar de que los cambios tecnológicos han sido enormes y en periodos de tiempo muy cortos, no es así con los cambios ideológicos, para estos, hemos tenido que experimentar, ha llevado mucho tiempo a las sociedades asimilar procesos, criticarlos y emprender la búsqueda de otro tipo de modelo y estructuras.

Hasta ahora, el modelo neoliberal es el que ha regido a las economías modernas, y como ya es sabido, en el discurso oficial, es el mayormente aceptado, sin embargo, en los últimos años hemos visto a una China poderosa, cuyo comercio exterior no tiene precedentes, una China con una economía solida y cuyo sistema económico no es neoliberal.

Por otro lado, vemos a los grandes promotores del neoliberalismo cuestionando el mismo, en Gran Bretaña con Theresa May y en Estados Unidos con Donald Trump, cuyo apoyo ciudadano demuestra el interés en un cambio al nacionalismo.

En Francia, 40 por ciento del electorado cuestionó también el modelo dominante con Marie Lapen, y aunque no logró ganar las elecciones presidenciales, sus ideas nacionalistas prevalecen aún entre ciertos grupos de la sociedad francesa. En España, el separatismo catalán demuestra entre otras cosas, la inclinación nacionalista de ciertos grupos respecto a la pérdida de soberanía e identidad colectiva.

Por último, también en México el electorado demuestra su inconformidad en las encuestas, las cuales, le dan ventaja al representante de la oposición.

Los ciudadanos están en contra de un régimen neoliberal ortodoxo, el cual está contaminado de corrupción y no ha logrado los resultados deseados.

Aunado a lo anterior, el 19 de abril de 2018, el último país cuyo sistema todavía es socialista, Cuba, anuncia su proceso de sucesión, en el cual, por primera vez, después de la revolución cubana, la jefatura del Estado será diferente a la del Partido Comunista. El sucesor, claramente no fue elegido por la ciudadanía, sino por el Estado.

Sin embargo, Miguel Diaz Canel no es un militar de la revolución, es un político, y además, un político que ha mostrado un mayor interés en la cercanía con el ciudadano.

Y es que, aunque para la opinión de muchos, la sucesión no representa un gran cambio y es vista con pesimismo por parte de los cubanos que viven fuera de su país, Miguel Díaz-Canel representa una esperanza para los residentes de Cuba. Esto a pesar del bloqueo estadounidense y de la posición de Trump al proceso de acercamiento diplomático entre las dos naciones.

Queda claro con lo anterior que muchos de los ciudadanos del mundo se encuentran inconformes, que sus demandas no han sido satisfechas, que cada vez son más, y aunque sus necesidades y características son diferentes, el común denominador es la búsqueda de un modelo alternativo más incluyente, uno que les de mayores oportunidades y les permita vivir mejor.

Aún no podemos predecir lo que sucederá con las tendencias ideológicas y los modelos que regirán el mundo, lo único claro es que muchos países del mundo están buscando un cambio en su modelo económico y político.

 

*Maestra de Cátedra del Tecnológico de Monterrey Campus Puebla y Cuernavaca

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