Caso Alfie

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Miluska ORBEGOSO SILVA


Abril 28, 2018

Alfie Evans es un bebe inglés de 23 meses que sufre de una enfermedad degenerativa neurológica no diagnosticada y se encuentra hospitalizado en el Alder Hospital de Liverpool, en el Reino Unido. El niño se encuentra en un "estado semivegetativo" y se encontraba conectado a una máquina que le permitía mantenerse con vida.

Tras una larga batalla legal en los Tribunales, llevada por los padres del menor, el Tribunal Supremo del Reino Unido emitió este martes un dictamen en el que autoriza a un grupo de médicos que desconecten a Alfie de su soporte vital. Lo sorprendente de esto es que, pese a que el Dictamen ya se ejecutó, el niño sigue vivo y respirando por sus propios medios, según testimonio de sus padres, lo cual les hace pensar que el diagnóstico médico era erróneo.

Este caso, desde mi punto de vista, resulta jurídicamente relevante y humanamente alarmante. La vida de un niño en manos del Estado, del Poder Judicial y de unos médicos que basándose en reflexiones como "que seguir tratando al niño era cruel, injusto e inhumano" y que Alfie necesita "paz, tranquilidad y privacidad" han decidido, por encima de la voluntad de sus padres, retirarle todas las posibilidades de vida a un niño.

Ello, nos hace pensar acerca del derecho que tienen los padres para decidir acerca de lo que es mejor para sus hijos y el concepto del "interés superior del niño". ¿Cómo es posible que hayamos atribuido tal función a los jueces?, ¿en qué momento firmamos un contrato social que otorgara competencias a un Estado para decidir sobre la vida o la muerte de nuestros hijos? O es que acaso debemos responder simplemente diciendo que el sistema judicial anglosajón, del cual forma parte el Reino Unido, otorga poderes omnipotentes a sus jueces.

¿No le corresponde acaso a los padres decidir sobre el bienestar de sus hijos? Y es que es un derecho fundamental, garantizado en todas las Constituciones occidentales, la libertad que tiene todo padre para decidir sobre lo que es mejor para sus hijos. Me sorprende incluso que sea en el Reino Unido, cuna del Derecho Constitucional y del concepto de límite al poder del gobernante, donde se estén produciendo estos hechos que se cargan todo el modelo constitucional que desde el siglo XVII han defendido. El sistema judicial anglosajón otorga mucha importancia a la jurisprudencia (resoluciones de los jueces) como fuente del Derecho pero debemos señalar que incluso ella se encuentra sometida a bienes jurídicos que se encuentran como límite a sus actuación, previos a toda construcción estatal, como los derechos de libertad de los padres y especialmente, el derecho a la vida de Alfie.

Muchos han argumentado que el alto costo de estos tratamientos "obliga" al Estado a sólo atender aquellos casos que son más "viables" pero me pregunto ¿y es que acaso todos no tenemos el mismo derecho a la salud y a la vida? Y ello, pese a que se encuentra vigente el ofrecimiento del gobierno italiano, por intersección del Papa Francisco, de asumir el costo del tratamiento a lo cual los jueces ingleses se han negado pese a que a Alfie ya se le otorgó la nacionalidad italiana.

¿Hasta qué punto se puede reemplazar la voluntad de unos padres que lo único que buscan es salvar a su hijo? No ha quedado acaso demostrado que los diagnósticos médicos pueden estar errados. Existe ya el caso de Ashya King, un chico de 8 años con un tumor cerebral al que los médicos se negaban a dejar trasladar a la República Checa para una terapia de protón y que después de una larga lucha de sus padres, pudo ser tratado y se recuperó completamente. Y es que el caso de Alfie no es el primero ni será el último que se presente en el Reino Unido.

Lo último que se conoce del caso es que los padres de Alfie han solicitado su traslado a casa y los médicos se niegan a hacerlo pues creen que existe un "peligro de fuga del país", esto es que se lleven a Alfie justo como lo hicieron los padres de Ashya King, quienes lograron salvar a su hijo. Aunque a este punto no debería sorprendernos que los Tribunales ingleses también nieguen esta solicitud.

Todo ello, más allá del análisis jurídico que se pueda realizar, desde mi punto de vista, genera injusticia. Se sea abogado o no, cualquier persona puede percibir que la postura y decisión de los Tribunales ingleses es injusta pues no se le está dando a Alfie lo que le corresponde, su derecho, que no es otro que su derecho a vivir y los padres su derecho a decidir libremente lo que es mejor para su hijo.

*Profesora de tiempo completo UDLAP

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