Porque ya no somos simples trabajadores…
El 1º de mayo celebramos en México el Día Internacional de los Trabajadores
El 1º de mayo celebramos en México el Día Internacional de los Trabajadores. Una fecha que representa el esfuerzo por reivindicar derechos de la clase obrera conseguidos a lo largo de la historia, empezando por la jornada de ocho horas por la que surgió la revuelta de Haymarket en 1886. Sin embargo, y a pesar de la modernización de las organizaciones, esta lucha mantiene su vigencia en la actualidad, pues aún hay muchos aspectos por mejorar en el campo de las condiciones de trabajo. Lo nuevo no siempre es mejor y hay problemas "hasta en las mejores familias". En algunos casos las negociaciones sindicales permanecen y a través de las mismas, se renegocian algunos elementos contractuales que disminuyen en un corto plazo la rotación. En muchos otros, los colaboradores insatisfechos simplemente abandonan el lugar de trabajo. En particular, las generaciones que se han ido incorporando de manera reciente al campo laboral, como son los millenials, se han caracterizado fuertemente por dejar constancia de la prioridad que guardan algunos aspectos de su vida laboral. Lo anterior, incluso en las condiciones económicas en que nos encontramos y con la tasa de desempleo actual (3.4% nacional y subocupación 7.2% nacional). Por lo mencionado y porque ya no se contrata a "meros empleados" o "simples trabajadores", vale la pena reflexionar sobre aquellos aspectos que no sólo atraen el talento a las organizaciones, sino que lo retienen a un mediano o incluso, largo plazo. Si se mira desde una perspectiva simple, se trata de un proceso de "enamoramiento" en el que ambas partes, empleador y empleado, tendrán que comparar sus objetivos, necesidades y anhelos, para planear un futuro compartido. En la toma de esta decisión, a diferencia de 1886, ya no sólo influye el salario y la cantidad de horas establecidas en el contrato, sino algunos otros que podrían enriquecer o entorpecer la experiencia del colaborador. Entre ellos, los siguientes: Crecimiento profesional (sentido de logro). A las personas les motiva saber que si van a invertir algunos años en una compañía, esto les generará frutos en su experiencia o en su formación curricular. La noción del "empleo de por vida" ya perdió su atractivo a menos de que ese empleo, les ayude a "dejar huella". Autonomía y flexibilidad. A las nuevas generaciones les interesa hallar un reto en cada proyecto y tener control sobre los tiempos y formas en que trabajarán. La flexibilidad de horario, lugar, modo y herramientas de trabajo es algo que solicitarán desde la entrevista de trabajo, muy a pesar de la opinión de muchas organizaciones. Balance entre el trabajo y la vida personal / calidad de vida laboral. Ligado a lo anterior. Se trata de trabajar para vivir y no a la inversa. También se toman en cuenta aquí factores como el estrés laboral (culturas que lo favorecen o que procuran erradicarlo). Ambiente de trabajo. No sólo se trata de un ambiente cordial, sino de uno que enriquezca al profesionista. El colaborador quiere codearse con los mejores, poder manifestarles sus opiniones, recibir retroalimentación continua de sus líderes (porque eso deben ser) y trabajar en una organización socialmente responsable al interior y al exterior. Por supuesto existen muchas variables más para firmar el acuerdo de voluntades que conlleva el contrato laboral. No obstante, las cuatro características antes mencionadas constituyen los talones de Aquiles de los lugares de trabajo con mayor rotación. Probablemente a muchos ejecutivos les cueste reconocerlo, pero quienes no se ajusten a estas peticiones verán las consecuencias de su resistencia al cambio en la rotación o escasez del talento al interior de sus organizaciones.
*Profesora Investigadora en el Departamento de Gestión y Liderazgo, Región Sur. Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey en Puebla[email protected] / @LIZSPHILIP2Las opiniones vertidas en este espacio no reflejan el ideario del Tecnológico de Monterrey en Puebla. |
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