Horizontes

  • URL copiada al portapapeles

Tere MORA GUILLÉN


Mayo 14, 2018

La semana pasada el presidente Peña Nieto afirmó que la autosuficiencia alimentaria es un "mito que hay que romper" y una "política del pasado equivocado". Así el mandatario mexicano expuso la opinión que su gestión ha tenido de lo que al comienzo de este siglo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) describía como una meta deseable para la gran mayoría de los países.

Este reto nunca debió echarse en saco roto, menos aún cuando México es uno de los países con mayor producción agrícola del mundo, y muestra una balanza comercial superavitaria: en 2017 las exportaciones fueron mayores a las importaciones por casi 4 mil 800 millones de dólares (aunque los productos que están en dicha balanza, no son los de consumo cotidiano entre las familias mexicanas). Desde luego el país está lejos de ser autosuficiente en materia de alimentos básicos y en la actualidad recurre a la importación para cubrir la demanda interna de productos que produce pero no en volúmenes suficientes (maíz, trigo, soya, arroz, frijol, entre otros).

Lo cierto es que la situación del campo mexicano es grave, principalmente porque es un sector que ha sido abandonado, e incluso no se ha impulsado una política de aliento productivo.

Blanca Aurora Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales del la UNAM, afirma que México se convirtió de un país exportador a uno importador de granos básicos: "Importamos alrededor del 84 por ciento del arroz, 31 por ciento del maíz, 64 por ciento del trigo y 98 por ciento de la soya, cuando en los años 60 fuimos un país exportador de granos básicos".

Y abunda que se ha preferido importar de Estados Unidos alimentos abaratados que promover la producción interna.

Este escenario ha traído como consecuencia que caigan los precios de las semillas y que no sea rentable estimular la producción. Por ende, nos hemos convertido de un país exportador a importador de granos básicos.

Actualmente, abunda la académica, importamos alrededor del 84 por ciento del arroz, 31 por ciento del maíz, 64 por ciento del trigo y 98 por ciento de la soya, cuando en los años 60 fuimos un país exportador de granos básicos.

Ante esta realidad, el sector más resentido han sido los pequeños productores rurales, porque no han tenido mucho apoyo real del gobierno.

Por su parte, Raúl Pérez Bedolla, secretario general de la Alianza Campesina del Noroeste, alertó que México tiene 50 por ciento de dependencia alimentaria con el exterior, porcentaje en aumento de 1994 a la fecha.

Conforme a la FAO, México compra del extranjero 43 por ciento de los comestibles que consume y es el segundo país importador de alimentos per cápita después de Japón. Una nación debería producir 75 por ciento de los alimentos que consume para no sufrir dependencia alimentaria, afirma la organización.

En abril de 2017, Francisco Chapa Góngora, tesorero del Consejo Nacional Agropecuario, manifestó que es prioritario aplicar un programa agresivo para elevar la producción nacional de los granos que estamos importando, sobre todo de la Unión Americana: - "Es paradójico, por ejemplo, que teniendo México los rendimientos por hectárea más altos en trigo, que incluso Estados Unidos y Rusia, que son los principales productores, el Gobierno federal siga con los mismos programas de apoyos y no haga algo para que este cultivo detone".

Datos de la Sagarpa indican que México ocupa el lugar número 11 en el mundo en cultivos agrícolas y ganadería primaria, y el 17 en producción pesquera y acuícola.

Desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hace 23 años, la producción del campo ha crecido 74 por ciento y al cierre del 2017 las exportaciones agroalimentarias ascendieron a casi 30 mil millones de dólares.

En cuanto al campo se refiere, es difícil ser optimistas en un futuro próximo, cierto es que las autoridades deben destinar mayores recursos a este rubro, fomentar y fortalecer todas las áreas de capacitación, así como el crédito y financiamiento. Además es prioritario renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, para evitar que sigan entrando productos a precios de bajo costo que compiten con los nacionales. Ojalá algún día sea posible recuperar la soberanía alimentaria, y que los mexicanos opten por trabajar con tecnología de punta en el campo de nuestro país, sin arriesgarse a cruzar al vecino del norte, que encuentren incentivos que los alienten a permanecer en México y tener una vida digna para ellos y sus familias.

[email protected]

  • URL copiada al portapapeles