Jueves 31 de Mayo de 2018

 

"Un cambio profundo se está produciendo (...)

las mujeres ya no se callan, ya no esperan que vengan a salvarlas."

CateBlanchet

 

Los problemas sociales se han traducido en los últimos años como objetivos internacionales (17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para ser precisos), orientados todos al desarrollo de las comunidades y de las naciones (PNUD, 2017). De estos, destacaría varios, pero me enfocaré en el de igualdad de género, pues considero que de este depende el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, es también la clave para empoderarlas y generar un efecto multiplicador en la vida pública parahacer prosperar a las comunidades, y, por ende, a las naciones.

El 25 de mayo se conmemoró el día naranja, fecha en la que en todo el mundo se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, como cada 25 de cada mes. Inicialmente, el entonces Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció en 2008 que el 25 de noviembre sería el Día Naranja; sin embargo, por el aumento de los casos de violencia y para visibilizar este problema que sufren las mujeres, se extendió la conmemoración durante todo el año, como parte de una corriente que busca no olvidarlo y combatirlo.

En México, 2 de cada 3 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida (ONU, 2017), por lo cual, es muy importante detectar los diversos tiposque existen (física, emocional, psicológica, patrimonial, sexual, etc.), a fin de prevenirla, investigar los casos que se denuncien, y por supuesto, sancionar aquellas conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres. A lo largo y ancho del país, se han dado a conocer diversos casos en los que las mujeres han sido violentadas en múltiples formas, tanto en un entorno privado como en uno público, donde intervienen diversas causas de discriminación que restringen sus derechos, lo que no les permite desarrollarse plenamente por las condiciones en que viven.

El problema de la violencia de género está relacionado con aspectos económicos, políticos y sociales que no le permiten a la mujer ejercer plenamente sus libertades y derechos; con lo cual, la protección a la igualdad económica, familiar y de participación social sigue siendo una asignatura pendiente para los tres niveles de gobierno.

En periodo de campaña, sin duda, es el tiempo en el que la totalidad de las y los candidatos a cargos de elección popular se muestran indignados por la situación que viven millones de mujeres en México, solidarizándose especialmente con las más vulnerables, que son pobres e indígenas. Justicia para las mujeres, especialmente para las indígenas es un imperativo en este país, y los gobiernos ya no pueden seguir haciéndose a un lado. Por eso considero que hoy más que nunca, las mujeres deben ser más conscientes de sus derechos para poder organizarse y exigir gobiernos más sensibles a sus necesidades y más responsables de lo que es su facultad hacer para erradicar cualquier tipo de violencia y ser más congruentes entre lo que dicen en discurso de campaña y lo que hacen en la realidad. Lucrar con la desgracia ajena, utilizar a las víctimas de la violencia de género como carnada electoral, o victimizarse en una campaña política no es suficiente para que las mujeres se comprometan con una o un candidato en particular. Más harían los partidos políticos si incorporan en su agenda de política pública acciones concretas para combatir tanta desigualdad.

De acuerdo con el Coneval (2017), Puebla es la cuarta ciudad con el mayor número de pobres en la zona urbana, lo que no es un dato alentador para el municipio, y menos aún, para las mujeres del interior de la entidad, quienes no pueden contar con oportunidades suficientes para salir adelante con sus familias. En el estado, reactivar la economía en los municipios permitiría generar un entorno social más favorable para evitar que las mujeres sigan siendo impedidas en su pleno desarrollo. La igualdad de derechos, según la ONU, significa que derechos, responsabilidades y oportunidades deben garantizarse tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, son las mujeres indígenas las que más padecen pobreza, marginación y desigualdad en nuestro país, quienes, o bien son invisibles para los tres niveles de gobierno, o no son todavía reconocidas como elemento fundamental para revitalizar el tejido social, la economía, e incluso, los espacios de decisión política.

Este año electoral, por lo que he visto en diversos entornos urbanos y rurales en el país, podría ser memorable, si de forma libre y efectiva, los millones de mujeres que pueden votar pueden ejercer su poder y capacidad de formar gobiernos que estén realmente dispuestos a trabajar para ellas. Si en las elecciones del 1 de julio podrán votar 89. 3 millones de mexicanos, siendo 48.1% de los participantes hombres, mientras que 51.8% son mujeres, parece que sería un escenario probable. Hacen falta más mujeres en los espacios de decisión, en todos los órdenes, en todo el país; veremos si es verdad que la mayoría puede votar y gozar de sus derechos político – electorales. Al tiempo.

@floresm_mx

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*Profesor de Tiempo Completo del Tecnológico de Monterrey