Barbara de Mathieu Amalric

Un artista debe utilizar y medir muy bien el espacio en que postrará su obra, pues se trata del lienzo que acogerá sus ideas y sus detalles

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Un artista debe utilizar y medir muy bien el espacio en que postrará su obra, pues se trata del lienzo que acogerá sus ideas y sus detalles, es su primer medio de comunicación y su vía de acceso hacia el exterior.

Para la música este elemento se manifiesta en el escenario, que obviamente juega de manera muy cercana con el teatro y por consecuencia la actuación. Un músico está ligado a estas artes porque crea un personaje en el momento en que se enfrenta a sus escuchas. Se desenvuelve a través de los propósitos de su obra, y su cuerpo puede ser una bala muy letal.

David Bowie sabía muy bien de esto, no por nada creó una decena de personajes en el escenario que tenían que ver con su afición por los mimos y la actuación; sin embargo, no es el único que arrebató las miradas mediante estas prácticas.

Adentrándonos un poco más en los años, encontramos a Barbara, nacida como Monique Andrée Serf en 1930, una francesa poco conocida a nivel internacional pero con una voz y una fuerza en el escenario impresionante, que hicieron que se convirtiera en una de las voces más prodigiosas para su país en los años 60 del siglo pasado.

Si de algo sabía Barbara era de cautivar en sus conciertos a través de su físico y su piano, que en ese entonces resultaba ser tan peculiar y aterrador. El hecho de ser una mujer de gran estatura, de poco peso, con pantalones inusuales y con un rostro fino y preciso, hicieron que toda las miradas se postraran en ella y en sus extraños movimientos.

La historia de esta pianista toma fuerza en estos meses porque su biopic fue estrenada en el cine, y ha sido una sensación en el Festival de Cannes. Precisamente Barbara es el nombre que le ha puesto el director, Mathieu Amalric, a este filme de una hora y media.

Cuenta con una actuación fenomenal de Jeanne Balibar, quien se pone la piel de la artista en cuestión; se adentra deliciosamente en los gestos y los movimientos de Monique, al reinterpretar conciertos épicos.

La película también es un bello homenaje al cine, y es que la historia está contada a través de capas, que hacen honor a la vida de esta mujer pero también a todo el proceso que se requiere para filmar una película, desde la preparación del actor hasta la dura producción de las tomas más conmovedoras.

Esta biopic muestra a un director obsesionado con la vida de Monique, sabe que su mejor reacción es hacer una película sobre ella, así que hace lo propio y va encontrando las piezas de su filme a través de acertijos y de un relato amoroso.

Barbara es una bella película que sirve como introducción para entender a una voz increíble, con una historia fuerte sobre el escenario. No importa que no estemos familiarizados con la artista, esta película hace que amemos cada oración de sus piezas.

Es imperdible porque también cuenta cómo las canciones finas y amorosas de esta mujer se convirtieron en revolución. Por ejemplo su canción Göttingen se hizo sumamente significativa luego de que se convirtiera en un símbolo de paz en plena guerra.

Esta narración fragmentada es un agasajo visual y musical, cumple con su objetivo de acercarnos a la música que no pensábamos que existía. Sin duda, van a tener ganas de escuchar a Monique Andreé después de ver este filme.

 

@dianaegomez

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