La comedia política

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Martín CORONA


Junio 14, 2018

Un nuevo género de teatro ha comenzado, una forma de acercar al histrionismo a toda la gente. Mucho más allá de los vanos esfuerzos de las artes de atraer a la gente a los teatros, los estadios y las carpas, los más inteligentes histriones del momento inventaron una manera de hacer de las artes más sublimes un acto cotidiano y común a toda la gente: la comedia política.

Atrás quedaron los tiempos en que el político era un ser inalcanzable y firme, adusto en su mirada e intachable en su trayectoria, protegido de cualquier rumor o maledicencia. Hoy, los políticos no sólo son seres de carne y hueso, sino seres muy cercanos al payaso que domingo a domingo expresa frases graciosas, remedos burdos de actuaciones malas y rutinas fáciles a cambio de unas monedas, sólo que por supuesto nuestros amados políticos no buscan las monedas sino el voto. Voto que no les dejará monedas, sino contratos y, con ello, el poder de decir sobre miles de millones de pesos.

El arte nunca tuvo una expresión tan sublime, ya que suman decenas de millones de seres humanos quienes se ríen, enojan y hasta lloran con este nuevo género. Porque al decir comedia no sólo hablamos de la risa, sino de un amasijo de emociones que van del absurdo a lo sublime.

Este esfuerzo sin precedentes se lo debemos quizá a que hoy, como nunca antes, los políticos deben echar mano de su creatividad e intelecto con tal de lograr ser mirados, que los votantes pongan un poquito de fe en ellos. Atrás quedaron los tiempos en que sin importar el cuánto, sólo era necesario tener claro el cómo para repartir toda clase de prebendas e, incluso, dinero para agenciarse una votación. Hoy es gracias al carisma y la asesoría profesional de directores escénicos que se gana una elección.

¿Acaso les parece deplorable que alguien haga bromas del tipo "mocharle la mano a los ladrones" en un foro destinado a ideas políticas? Claro que es sólo una manera de lograr metáforas duraderas y potentes que permitirán a toda una nación re fundarse en los principios básicos de los grandes textos que han regido a la humanidad. Tales como ElCorán o La Biblia, ¿existe diferencia alguna entre ojo por ojos, diente por diente y la extirpación de una mano? Yo creo que no.

Por otra parte, la estructura del chiste por reiteración es básica en todo tipo de comedia. El ejemplo clásico es cuando alguien repite con o sin sentido la misma frase sólo para hacerse el gracioso, un leitmotive que, de inicio, no tiene sentido, pero a lo largo de su repetición sistemática se convertirá en un mantra de risa y algarabía: "acabar con la corrupción", por ejemplo.

El tonto que se hace el inteligente es uno de los payasos más queridos en a escena, por ejemplo aquel que no entiende nada, que se hace pasar por inocente, mientras cree estar moviendo los hilos de la escena. Sin embargo, al final se quedará sin aplausos, sin chistes por decir e incluso sin pastelazo en la cara.

Y los payasos enanos, cuyos rostros emblanquecidos y su carácter irascible y un poco despótico nos hace rodar de la risa. Del ridículo a lo cómico no hay ni un paso. Y podría seguir con ejemplos y más ejemplos de esta nueva manera de hacer Gran Arte con algo otrora aburrido y desangelado.

Y gracias a ello, la actuación hoy vuelve a dar un verdadero aporte social. Más allá de la importancia del cuidado ambiental, mucho más allá que la inversión en ciencia y tecnología está hoy como nunca la actuación. Así seremos testigos de cómo la comedia y el gran arte del teatro se consolidan como un eje esencial en la interpretación política de naciones y el mundo entero.

Les suplico que nadie vaya a creer que los chistes, las amenazas, los rumores y demás diálogo pautados demeritan a la democracia o la veracidad de la ley y estado. Ninguna idea tan descabellada. Por el contrario la unión de las artes con la política es sólo el resultado de una evolución franca de las artes, que hoy como nunca llegan a su punto más sublime.

Si bien el Banco Mundial no contempla a las artes en sus directrices de proyectos, sí se aplican como parte de las estrategias para alcanzar las metas. Para ejemplo la lectura, mientras el Banco Mundial requiere que un país como el nuestro eleve sus niveles de lectura (dicen que hace unos años un empleado era incapaz de leer un contrato y, mucho menos, un instructivo), familiares y amigos de políticos levantan grandes iniciativas con base en la literatura y las buenas artes para que ese objetivo se consiga. Por consiguiente, algo muy similar pasa con la política, así que nadie se achicopale y sigamos dándole con todo a esta chifladera que la cosa está bien amarrada mezclado las artes más sublimes con los objetivos sociales más mundanos.

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