Disciplina anti berrinches

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Mónica CANO


Julio 10, 2018

Cuando tenemos en casa a un niño enfer­mo, es normal permi­tirle que se quede en cama, que no haga sus respon­sabilidades de casa y que vea más televisión de lo normal, pero ¿podemos dejar a un lado la disciplina cuando se trata de una enfermedad tan prolonga­da como el cáncer?

Todos los días atiendo casos de problemas de conducta con los niños, ya que se encuentran más consentidos de lo normal.

Se trata de pequeños que ya no piden, ¡exigen! Acompañándose de gritos y lágrimas sin control, incluso hasta llegar a los golpes y patadas con tal de que se cum­plan sus demandas. En una ocasión, Juanito llegó a mi consultorio acompañado de su madre, el motivo de la consul­ta era que ya no lo podía controlar.

Al platicar con ella, me comentó que desde que se enfermó se vol­vió el consentido en casa, si nece­sitaba o quería algo se le daba, de lo contrario se ponía a llorar des­controladamente. En ese momen­to, el niño tenía una paleta y traía la basura en la mano, por lo que le pedí que me la entregara para tirarla, pero volteándome a ver, el pequeño procedió a tirarla en el suelo. La madre le llamó la aten­ción el niño comenzó a llorar y a hacer un berrinche.

Entre gritos y lágrimas intenté explicarle a la madre los principios de límites y disciplina, y que los berrinches sólo son una manera errónea de llamar la atención, pero para ella en ese momento le fue imposible llevar a cabo mis propuestas, por lo que lo bajó, lo apapachó y finalmente lo tranquilizó.

En el caso de Juanito, al igual que muchos otros de mis pacien­tes, era claro que no existía tole­rancia a la frustración, límites o disciplina. Lo más importante a destacar, era que lo ocurrido no era culpa del niño, sino de los padres y el resto de la familia en casa, quienes lo permitían.

En los casos de padecimien­tos como el cáncer, pareciera que consentirlos forma parte del cuidado ante la enfermedad, sin embargo, hay que hacer todo lo contrario, pues puede pro­vocar fuertes repercusiones a nivel psicológico y conductual en un futuro.

Es importante seguir esta­bleciendo normas, asignar res­ponsabilidades, corregir a los menores e incluso castigar de ser necesario. Afortunadamen­te a lo largo del tratamiento, la mayoría de los niños no se encuentran tan desgastados la mayor parte del tiempo.

Lo que posibilita llevar a cabo lo ante­rior, pero es válido consentir­los en aquellos momentos que de verdad se encuentren mal e incluso en el hospital. La madre de Juanito con­tinuó asistiendo a consulta y resultó de lo más gratificante cuando me comentó que había recuperado totalmente el con­trol de su hijo.

En Una Nueva Esperanza, asociación para niños con cán­cer, velamos por el bienestar psicológico y emocional, súma­te donando.

* Psicóloga

 

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