Promesas de campaña

Los gobiernos para el periodo 2018/2024, han sido el resultado de la expresión popular, como una forma de representación

Sabe a llanto si rompe los diseños

de ilusiones y nace el gran dilema

entre flores de nuevo o tristes leños

 

José Luis Calderón (fragmento)

 

Los gobiernos para el periodo 2018/2024, han sido el resultado de la expresión popular, como una forma de representación y consenso de masas previsto por el orden jurídico y como una expresión reactiva contra un capitalismo que ha sabido exacerbar la desigualdad como nunca antes. Las promesas de campaña ahora tendrán que cumplirse, sin arriesgar el prometido desarrollo económico y éste último, sin arriesgar el crecimiento económico, difícil tarea.

Solo un aspecto a considerar, como es el estancamiento económico de las clases sociales menos favorecidas, que ha crecido como la humedad en la época de lluvia y que obedece a que durante varios sexenios, hubo grandes desvíos de los recursos destinados a la satisfacción de necesidades sociales, como la educación, el campo, salud, cultura y otros. La dosis de asistencia pública, ojalá ocurra vía proyectos productivos sustentables, el asistencialismo puro vía gasto público beneficia solo a corto plazo y resulta inequitativo para los millones de trabajadores que contribuyen a través de sus contribuciones a gran parte de los ingresos estatales y a los favorecidos aunque parezca increíble, los excluye de insertarse en el aparato productivo, los ingresos que el gobierno entregue tendrán que ser en inversión a largo plazo, no dádivas sin retorno. Los programas sociales, cuya aplicación deseablemente tiene que ocurrir a través de una supervisión exhaustiva y acompañamiento a largo plazo, de otra manera se corre el riesgo de dilapidar los recursos aun cuando los beneficiarios sean la base de la pirámide, en perjuicio e inequidad de otros muchos ciudadanos con menor grado de pobreza y los asalariados que si aportan a los ingresos del erario.

Para lo anterior, la educación, en modalidades distintas a la tradicional, (y también la tradicional) jugara un rol decisivo, las instituciones educativas en todos sus niveles pueden ser un gran aliado en la aplicación de estos programas, pero con un nuevo sistema de participación ciudadana que además de los organismos gubernamentales, vigilen los recursos destinados para ello. El tratamiento para los distintos sectores conformados por millones de mexicanos que sufren distintos grados de pobreza, tendrá que ser distinto y habrá que tener un plan de acción estratégico para cada uno de ellos, México no se puede dar el lujo de desperdiciar recursos, en alguno de estos sectores será imposible ver resultados a corto plazo, sin embargo habrá otros, los que tienen menor rezago, que si será posible impulsarlos de mejor manera.

Las modalidades en materia educativa no pueden olvidar las distintas etapas de la cadena productiva, la educación financiera, la fiscal, amén de una fuerte sensibilización social, cívica y de identidad que redunde en beneficios de participación ciudadana y de índole de autogestión comunitaria.

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