Día 126 laborado en Una Nueva Esperanza, como cualquier otro día de trabajo me di a la tarea de organizarme para dar mis consultas como cada semana.

Ese día llegó Alan, un niño de 8 años que anteriormente me había visitado, él es uno de nuestros pacientes que se encuentra en vigilancia y sólo asiste a consultas cada tres meses y con él estoy reforzando su alimentación familiar.

Platicando con Alan me di cuenta que estaba mejorando su alimentación, había aumentado un poco de peso y crecido 3 centímetros más, pero hubo un pequeño problema, me informaba que hace una semana empezó a tener un dolor muy fuerte en la parte baja de la espalda, por lo que no podía concentrarse en la escuela y que tenía la piel muy seca; valorando sus malestares me pude percatar que Alan empezaba a descuidar su alimentación, pues no estaba tomando suficiente agua y había aumentado el consumo de refresco en su escuela, es decir, bebidas azucaradas, le expliqué lo importante que es consumir 8 vasos de agua al día porque no sólo le quitaría el dolor si no le ayudaría a mejorar la digestión, su estado de ánimo, además de que tendría una piel más sana y una adecuada hidratación, ya que esta es la que permite funcionar correctamente a los riñones.

La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que las necesidades de agua diaria para bebés y niños pequeños entre 4 y 8 años es de mil 600ml/por día. Es importante reforzar con los padres la importancia del consumo de agua desde pequeños ya que muchos de ellos tienen aversión a cierto tipo de alimentos o bebidas y es aún más difícil cambiar esos hábitos alimenticios cuando son mayores. Es por ello que en Una Nueva Esperanza nos esforzamos para que en los menús que trabajamos en el comedor sean equilibrados, con alimentos y bebidas saludables, y así darnos cuenta de que cualquier persona y de cualquier edad debe de consumir agua natural de manera constante y segura para mantener un estado óptimo y saludable.

Desde ese día mi paciente logró entender la importancia de beneficiarse de una adecuada hidratación para enriquecer su calidad de vida y su estado de salud. Ya han pasados dos semanas desde aquella consulta, el pequeño ya está mucho mejor y se está esforzado por consumir agua todos los días.

Yo los invito a cambiar sus hábitos no sólo por estética sino por salud, ya que desde pequeños podemos desencadenar diferentes tipos de enfermedades crónicas que en un futuro ya no serán posibles de prevenirlas y que nos pueden llevar a tomar medicamentos de por vida y a vivir la vida con sentimiento de culpa e inclusive de sufrimiento.

"El agua, sin olor, ni color, ni sabor sabe mejor y te mantiene mejor"

Licenciada en Nutrición

Una Nueva Esperanza

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