Voluntariado de la esperanza

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Cristina PÉREZ


Agosto 07, 2018

Mi labor en Una Nueva Esperanzaes contar cuentos. Cada semana cuento alguna historiaa los niños que estén en ese momento, porque a veces están en el hospital.

Además, en cada junta mensual reunimos tanto a los niños como a los papás y contamos un cuento. Esos días,junto a otras voluntarias que quieran participar montamos una especie de obra en la que yo narro y ellas actúan.

Recuerdo mucho a Michelle, con una voz y una manera de ser muy dulce a quien le encantaba pintar mientras yo le contaba historias.

Un día le conté el cuento de una princesa que fue a rescatar a su amado príncipe,quien había sido raptado porun dragón.Después de pasar muchas penurias por fin logró rescatarlo, estaba despeinada y sucia.Al reunirse con el príncipe, éste le dijo que fuera a arreglarse y cuando volviera a verse como una princesa, entonces y sólo entonces, lo fuera a rescatar. La princesa se fuey por supuesto, jamás volvió por él. No se casaron ni vivieron muy felices. La moraleja del cuento es que no debes permitir que nadie te tratemal ni diga cosas que te lastimen.

Le expliqué a Michelle y ella estaba feliz porque en su escuela había niños y niñas que la trataban mal, pero que a partir de ese momento ya no dejaría que eso pasara. Ahora Michelle es un ángel más en el cielo.

Contar cuentos me da la oportunidad de ayudar a los niños, de acercarme a ellos y de tocar temas que les atañen sin que se den cuenta. Ellos simplemente escuchan y disfrutan, y a veces se identifican con el personaje.

Como voluntarias, pasamos ratos muy lindos y divertidos.Estar rodeadas de niños enfermos no quiere decir que todo el tiempo estemos tristes, pues la idea es llevarles alegría.

Todas las voluntarias tenemos trabajos diferentes en el albergue --ninguno mejor o peor que el otro--, todos igual de importantes.

Y al final, nos damos cuenta que en vez de ser nosotras quienes ayudamos a los niños, ellos nos ayudan nosotras. Cada día nos dejan una enseñanza nueva, cada día nos damos cuenta que son personitas tan fuertes, que nosotras somos quienes se sienten débiles y pequeñas, quejándonos de cosas sin importancia como el frío, el calor o la lluvia y lo que ellos quisieran es tener más vida para sentir ese frío o ese calor. Algunos lo logran yotros no; sin embargo, tanto los que se van como los que se quedan, dejan en nuestros corazones una luz que nunca se apaga y eso es algo que no se puede expresar en toda su magnitud con palabras.

Si quieren y pueden, vengan a Una Nueva Esperanza a ayudar, y se darán cuenta de todo lo que digo. Y si no pueden venir, pueden ayudar desde su hogar, es muy fácil.

 

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