Escalando el viaje

  • URL copiada al portapapeles

Carmen ARANDA


Agosto 15, 2018

Cuando empecé a viajar, nadie me dijo lo difícil que sería. No hablo del tema económico o de lograr la aprobación del jefe para escaparme unos días a la playa, sí es difícil pero no imposible. Hablo de esas largas horas de espera entre aeropuerto y destino de final, de las interminables filas en las cafeterías, los ruidos excesivos y los cambios de horario. De extrañar la comida y querer dormir en tu propia cama. 

Desde que comienza un viaje ya puede ser agotador: ahorrar, organizar el viaje, planear hasta el último minuto para poder ver lo que más se pueda, empacar, esperar horas en una sala fría e incómoda, esperar más, cambios imprevistos en el itinerario, vuelos cancelados…podría entender por qué a algunas personas no les encanta la idea de ver el mundo. 

Por si no lo sabes, para llegar al destino final, los vuelos pueden tener una o más conexiones o algunos las conocen como "escalas". Depende del viaje, puedes estar hasta una inimaginable cantidad de horas esperando tu siguiente vuelo. Esta es la parte que nadie nos dice. Entre que todo es carísimo y te mueres de hambre o mueres de sueño y el piso termina siendo tu cama, puedes comenzar con el pie izquierdo.

Con pocos años de experiencia, porque no quiero echarme la sal y pensar que están por acabar, he mejorado mi técnica para luchar contra esta incomoda espera.

Primero me gusta investigar el aeropuerto donde haré mi conexión. Me gusta saber si tiene wifi gratis o tengo que bajar alguna aplicación y lo hago con antelación. Después sabiendo con qué restaurantes y cafeterías cuenta, dispongo de un presupuesto para ir preparada. Siempre llevo ropa y zapatos cómodos y visto en "capas". Si se trata de descansar, ahora con tanto lujo y modernidad, algunos aeropuertos ofrecen "capsulas de sueño" o hasta habitaciones que puedes rentar por hora y descansar como los dioses.

Si alguien me hubiera dicho desde el principio que así sería, probablemente no le hubiera creído. Al final, ese "bicho raro viajero" me picó y me hizo aprender de la vida viajando. Hizo que abriera no solo mi mente pero también mi corazón.

  • URL copiada al portapapeles