Horizontes

  • URL copiada al portapapeles

Tere MORA GUILLÉN


Agosto 20, 2018

Hace unos días con estupefacción observaba en la pantalla de televisión un programa cuyo tema versó sobre las drogas auditivas. Resulta que se está propagando esta modalidad entre los jóvenes de secundaria y preparatoria, quienes valiéndose de una tarjeta de crédito, que bien puede ser de sus padres, adquieren a través de la computadora por internet, estupefacientes auditivos que aunque no se ingieren, los sonidos provocan los efectos de los consumidores de heroína, cocaína y un sin número de estupefacientes.

Los adolescentes se disponen a divertirse probando éstas drogas, se vendan los ojos con una pañoleta, se ponen los audífonos, aprietan un botón ya sea de un celular, de la computadora o de un mp3 entre otros, y al cabo de segundos comienzan a contorsionarse y en los casos más graves hasta convulsionan.

Supuestamente la combinación de frecuencias altas y bajas estimulan al cerebro emulando el efecto de las drogas. Uno de los software más famoso es I-Doser, que contribuye a accionar ciertos estímulos en el cerebro, así los usuarios expreimentan la sensación de utilizar una droga sin ingerir pastillas o inyectarse.

Entre las drogas auditivas más famosas están LSD, Heroína, Opio, Valium, Cocaína, Marihuana, Ëxtasis y Oxym. Confieso que algunos de éstos nombres los conozco como parte de la investigación realizada para éste artículo, cuyo fin es que los padres de familia y tutores, estén informados sobre un riesgo más de las nuevas tecnologías, que si se usan de manera irresponsable pueden afectar incluso las neuronas de los jóvenes, que en busca de nuevas sensaciones y hasta a modo de juego, hacen uso indiscriminado de éstos productos o sonidos, desconociendo las consecuencias que a corto plazo pueden afectar su salud de forma irreversible.

Y es que ésta nueva modalidad de droga, funciona por medio de ondas binaurales, que como ya he mencionado son tonos con frecuencias diferentes en cada oído, que obligan al cerebro a recalcular su frecuencia.

Este efecto fue descubierto en 1839 por Heinrich Wilhelm Dove, y por tan sólo citar un ejemplo tenemos que el oído izquierdo es de 400 Hz, el oído derecho 410Hz, el pulso binaural resultante sería 10 Hz, de ésta manera se puede modificar las ondas cerebrales ya que éstas llegan a una zona llamada mesolímbica, la que está encargada de controlar las emociones y provoca estados como alegría, euforia, tristeza o relajación.

Asimismo, al encontrarnos en estado de alerta o concentrados, nuestro cerebro emite ondas beta, que tienen una frecuencia de entre 10 y 40 Hz (oscilan entre 10 y 40 veces por segundo), mejoran la concentración y la respuesta en situaciones que requieren atención. Las ondas beta de gran amplitud están relacionadas con el miedo, el estrés y la angustia.

Y aunque actualmente no se cuentan con bases científicas sólidas, la llegada de éste tipo de drogas auditivas abre un nuevo frente de estudio para la comunidad médica.

Mientras tanto, los adultos, deben fomentar a los jóvenes el amor propio, el ejercicio, cuidar mente y cuerpo. Que en vez de pensar en volar y evadir problemas, es necesario que no dejen a un lado sus sueños y esperanzas, porque entonces abandonarían su principal razón para vivir, aquello que les proporciona el impulso necesario para alcanzar el éxito, aquello por lo que vale la pena todo su esfuerzo y empeño.

Es menester hoy como nunca, hacer que los jóvenes encuentren un sentido para vivir cada día, que luchen por perseguir altos ideales, alcanzar cumbres y sus más preciados anhelos. Exhortémoslos a vivir con optimismo y entrega y a decir un gran "No" a cualquier tipo de droga.

[email protected]

  • URL copiada al portapapeles