Regresar a la escuela con la reforma educativa cancelada

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Alberto JIMÉNEZ MERINO


Agosto 20, 2018

Si no logran ponerse de acuerdo sobre qué enseñarles a casi 32 millones de niños y jóvenes que regresan a clase este lunes, en el ciclo escolar 2018-2019, por lo menos ayúdenlos a identificar en qué son buenos y díganles lo que pueden llegar a ser, a lograr o a crear y háganlo con sinceridad.

No hay un mejor regalo que podamos dar a la República que la capacitación de nuestros jóvenes, dijo Marco Tulio Cicerón hace algunos siglos. Los niños y jóvenes son los ciudadanos de mañana, los líderes, dirigentes y gobernantes del futuro. No los engañen más con decirles que son el presente, porque ya ni los de kínder lo creen.

Los niños y jóvenes de hoy, nuestros hijos, son nuestra continuación en la tierra. Según Stephen Covey solo tenemos una oportunidad de prepararlos para un futuro incierto y cada vez más complicado, y se pregunta ¿qué estamos haciendo con esa única oportunidad?; y esa es la pregunta que deberíamos hacernos todos.

Al margen de cancelar o confirmar la reforma educativa por el próximo gobierno; al margen de la discusión de si es educativa o laboral contra los intereses de los maestros; independiente de si es o no reforma o si se hará una nueva, aseguro que hace falta hacer las cosas diferentes en la formación profesional de los mexicanos.

Se requiere preparar profesionistas para trabajar en condiciones de adversidad que no sólo implica contar con recursos escasos, unidades productivas pequeñas, escaso equipamiento, reducida infraestructura, parcelas de tamaño reducido y humedad completamente dependiente de las lluvias como en el caso de la agricultura.

Ahora, trabajar también implica hacerlo con recursos naturales degradados y contaminados, a grado tal que el futuro se hace inviable. Hacerlo con el deterioro de la vegetación, suelo, aire, agua, fauna terrestre y marina y también con la generación de residuos sólidos y aguas residuales, como si en verdad nunca nos hubieran dicho algo al respecto, ni en la casa ni en la escuela.

Además, hay que considerar al cambio climático, en mucho debido a la alteración de los ciclos básicos de la vida. Los aportes de residuos contaminantes o los excesivos aprovechamientos de recursos, alteraron el ciclo hidrológico y la capacidad de recuperación de la naturaleza.

Y si estamos de acuerdo en que la escuela es el espejo de la comunidad, más nos valdría acelerar todo lo que tenga que ver con impartir una educación más cercana a la atención de estas realidades y necesidades de la población.

Una formación que dé prioridad a la educación financiera básica, al conocimiento de los recursos naturales disponibles en el entorno comunitario. Que incluya en sus contenidos, temáticas del cambio climático y el manejo racional de los recursos naturales. Que revalore la educación técnica, base fundamental de la actividad económica nacional y, una orientación vocacional real y efectiva donde se ayude a los jóvenes a identificar y desarrollar sus talentos.

Una formación que incorpore a sus contenidos los problemas y necesidades cotidianas para que, con la capacidad creativa de los jóvenes, se encuentre solución a los principales problemas que nos aquejan. Más aún, que aproveche los 20 millones de años de experiencia que en promedioexisten entre los más de un millón de maestros que conforman la planta educativa nacional en las más de 240 mil escuelas del país.

Una formación cívica que muestre a los niños y jóvenes que si algo no es tuyo, entonces es de alguien más; que no es necesario denigrar o dejarse denigrar para ser aceptado en un grupo estudiantil o laboral; que todos necesitamos de todos y nadie puede lograr más solo que en equipo. Saber que sólo se aprende lo que se hace; que el éxito sólo se logra con esfuerzo y las deficiencias se superan con mucha práctica. Nada es tuyo hasta que no lo tienes en la mano y no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan.

Pero si nada de esto se pudiera enseñar o incorporar a contenidos educativos, solo digan y recuerden a los niños y jóvenes que pueden llegar a ser grandes líderes sociales y políticos, campeones de disciplinas deportivas, grandes empresarios, artistas, innovadores, inventores, creadores de soluciones.

Díganles que pueden llegar a ser grandes maestros, investigadores, directores, rectores y administradores públicos de la educación. Díganles que pueden llegar a ser presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, secretarios de estado, senadores, jueces, magistrados, gobernadores y presidentes de la república. Recuérdenselos e inclúyanlo en sus discursos de despedida en las graduaciones. Si no lo pueden pensar por sí solos, alguien se los tiene que decir.

Este ciclo escolar 2018-2019 es una gran oportunidad para volver a empezar.

Bienvenidos nuevamente a clases.

¡Digámosles a nuestros niños y jóvenes lo que pueden llegar a ser!

*Ex rector de la Universidad Autónoma Chapingo

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