Martes 21 de Agosto de 2018

Mi vida cambió hace 17 años. Mi familia vivía un proceso de luto que parecía no tener fin. La luz de nuestra casa se había extinguido y mi padre y yo no encontrábamos consuelo.

Pensé que sería bueno adoptar un perro de la calle,y como el universo tiene muy claro lo que nos da o no, nunca lo encontré.Era como si se los hubiera tragado la tierra. Enojada, decidí suspender mi búsqueda. Una tarde, en casa de un amigo, encontré a mi compañera: Dalí. Estaba recién nacida y tenía una mancha blanca en la frente, tal como la había soñado. Desde entonces estamos juntas. Ella le devolvió la sonrisa a mi padre y se convirtió en nuestra compañera.Desde hace 11 años me regala paz cada noche,cuando compartimos nuestros sueños.

Tiempo después llegaron Goya, Dasha, Luka y Tina.A ellos los encontramos en la calle, con huellas de evidente maltrato:flacos, enfermos, cansados, sedientos, y, en el caso de Tina, embarazada. Cuando sus cachorros nacieron, decidimos ponerlos en adopción y encontramos una nueva vocación: ayudar a los perros a rescatar humanos.

Por nuestra casa han pasado 13 perros. Han llegado enfermos, desnutridos y con problemas de comportamiento. Podría pensarse que 13son pocos, pero tenemos la filosofía de ayudar un perro a la vez. Ello nos ha permitido darles salud, alimentación y educación. Han aprendido a convivir con otros perros y a respetar las jerarquías perrunas.Cuando están listos,he comprobado maravillada cómo cada perro elige a su familia. Balú, Beba, Jack, Spike, Tobi, Toby, Morita, Coffee, Simón, Kuvira, Paco, Teo y Max ahora viven felices.

Descubrí que, de forma imperceptible, los perros van leyendo y conociendo a sus compañeros humanos. De ellos he aprendido a vivir siempre en el presente y el perdón. Pudieron haber sufrido mucho en el pasado,pero enfrentan sus miedos, perdonan y vuelven a disfrutar la vida en el aquí y ahora.

Los humanos creemos -tal vez erróneamente-que rescatamos a la naturaleza. En realidad es al revés.Cuando adoptas un perro, te rescatas a ti mismo. Cada perro tiene cualidades curativas para el alma humana que los hace únicos.

Algún día el universo te presentaráa tu perro.Desde ese instante, él sabrá qué necesita tu corazón: un perro juguetón para un alma triste o uno valiente para almas miedosas. Adoptar no es un simple gesto de bondad, es un salto de fe y entrega. Cuando adoptas un perro, no solo cambias su vida, también rescatas la tuya.