La revolución urbana según Gordon Childe

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El libro Los orígenes de la civilización de formato pequeño es un gran libro, imprescindiblepara la formación urbanista. De su lectura se desprende que mucho antes de la escritura emergieron las ciudades y que ellas, primeras cristalizaciones humanas organizadas, son y han sido las verdaderas parteras de la historia. Mitos de dioses, semidioses y héroes al fundarse un origen celeste presuponen lo urbano. La ciudad, aquel artefacto complejo, hábitat deuna sociedad organizada y conducida por una élite directiva, autocrática o plutocrática,dio sentido a la cultura, comprendida como tradición innovadoraproyectada hacia la civilización. Nos dice Childe que la primera revolución neolítica fue la extensión y profundización de la agricultura que ocurrió entre la cuenca mediterránea oriental, el delta del Tigris y Éufrates y el valle del Indo…Dos milenios después vemos a las comunidades, ya organizadas en un conjunto de ciudades Estado, federadas o centralizadas por un poder imperial.Esto señala la emergencia de la revolución urbana como fundante de la escritura y la ciencia aplicada que, en concatenadas mutaciones, transforma el proceso de trabajo y al hombre mismo. Puesto que para administrar excedentes hay que comunicar, las matemáticas, la geometría, la medicinaresuelven problemas para la arquitectura, el arte militar, el control de inundaciones,la medición de las estaciones, la astronomía y la agricultura, entre otras.

La tesis de Childe es que la ciudad es lugar de encuentro de innovación tecnológica, que evolucionaen espiral ascendentehacia un progreso material que consiste en domeñar las fuerzas más adversas de la naturaleza. Los excedentes bien administrados que de ello resultan, profundizan la división del trabajo y la especialización. Al interior de la ciudad se generan efectos de vecindad que hacen fluir la lengua, precondición de la acción premeditada; a su exterior se derrama intercambio. Con ello, aflora la escritura desde las sombras del poder y del pensamiento mágico religioso; al liberarse el habla, la conversación se enriquece. La innovaciónse observa cotidianamente en el fundido de metales, la alfarería, la selección de cultivos, la contabilidad y la administración. El propio ejercicio del poder políticoligado a un carismaqueda divinizado por una teocracia mística, presta a compartirlos privilegios con la dinastía militar.

La revolución urbana representa el embrague entre la edad neolítica, de bronce y hierro en la entrada a la antigüedad y ha de verse como la unidad entre el hombre individual y lo colectivo. Esta fusión entre hombre y sociedad que nos es incomprensible y ha causado múltiples dolores de cabeza a los sociólogos de la modernidad, cuyo hombre es un individuo que se autoconstruye…reinventando la historia a la imagen y semejanza del poder político, tal esla hechura y comprensión de la sociedad moderna.

Según Childe,la acumulación de experiencias de innovación -tradición y expectativa-se transmite desde el Sumery el valle del Indo hasta alcanzar en plenitud aEgipto; y desde aquel eje irradió efectos hacia Europa y Asia.

Lo que atraé de Childe, sin menoscabo del reconocimiento de las sociedades urbanas empoderadas por consenso o por la fuerza, es quela tendencia de la evolución civilizatoriaabarca de Occidente y Oriente, su vanguardia.Por demás, nuestro autor, no se detiene en el lado oscuro de las cosas; concibe a las ciudades como crisoles de civilización, habilitadas por una sociedad rigurosamente organizada, cuyo sentido germinal de libertad se manifiesta en innovación e identidad.

¿Porqué leer a Childe si su revolución urbana existió entre el 3000 y el 2500 antes de nuestra era?... Porque hace pensar. No intenta adoctrinar menores.

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