Coincidencias a favor del ambiente

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Cecilia OCHOA


Agosto 31, 2018

El lunes en la mañana, mientras revisaba qué noticias había publicado El Popular, diario imparcial de Puebla, me topé con la nota titulada "Lanza cura cruzada anti bolsas de plástico". En resumen, un sacerdote de San Andrés Cholula pidió a sus feligreses hacer uso nulo (o mínimo) de bolsas de plástico en este regreso a clases. Debo reconocer que aunque estaba emocionada de que a alguien (con cierta "penetración" en la opinión de la población) le importara el ambiente, también estaba decepcionada de que a nuestros políticos se les ha oído pocas propuestas serias al respecto. Sé que el gobierno federal ha estado impulsando la campaña de "Sin popote está bien" (¿quién puede soportar su cancioncita?), pero permítame decirle Señor gobierno que creo que el presupuesto que gastó en esos pésimos comerciales, lo pudo aprovechar para hacer más grande la propuesta y no solo enfocarse en los popotes.

Por coincidencia la nota del 20 de agosto se cruzó con la situación por la que he pasado las últimas dos semanas. El sistema de bombas de agua del edificio en donde vivo falló y he lidiado con la escasez. Sé que esta es la realidad diaria de algunos sectores de la población, pero fue hasta ahora que me puse a reflexionar seriamente sobre qué uso le estaba dando a los recursos naturales que ocupo diariamente, lo que también derivó en pensar en cómo era mi relación con el medio ambiente.

Recuerdo que cuando iba en secundaria, una maestra nos puso un video de cómo sería la vida sin poder hacer uso del agua y me impactó tanto que me daba terror (terror dije) llegar a ese punto en donde bañarse fuera un lujo y tomar un litro de agua al día un sueño. Había olvidado esa impresión y en estos días tuve la oportunidad de recordarla. Afortunadamente, también me di cuenta de que utilizar sólo lo necesario de los recursos naturales no es tan difícil. Por lo que he decidido hacer un esfuerzo por ahorrar agua, gas y luz lo mayor posible. No es que antes no lo hiciera, más bien no me había dado cuenta de que podía mejorar.

Recordé también a mi profesor de ecología diciéndonos: "No se trata de ahorrar los recursos, se trata de no utilizarlos". La primera vez que escuché esa frase, no la entendí. Más tarde comprendí que si hay algo de lo que puedo prescindir, tengo la obligación de no ocuparlo. Sinceramente, no he sido buena en esta tarea, pero he decidido que debo empezar a hacer algo por mejorar. No me imagino llegando hasta el punto de ser como esas personas que producen menos de un kilo de basura al año, pero puedo comenzar a tomar pequeñas acciones para reducir la cantidad de desechos que genero. ¿Cómo? Primero comenzaré con las famosas tres Rs: reducir, reusar y reciclar. Aún sigo planeando cuáles serán mis primeros pasos concretos en este tema, espero definirlos pronto.

No será fácil. Y a esto se le suma el detalle de que necesito investigar qué pasa con mis desechos una vez que el camión de la basura se los lleva. Se dice que hay gente que se encarga de separarlos una vez que llegan al relleno sanitario. Espero que sea así, porque también escuché que aunque la basura sea orgánica, esta necesita un ambiente apropiado para poder degradarse, de lo contrario, permanece en el basurero por un tiempo indefinido. Intenté buscar información al respecto, pero no encontré lo suficiente para poder sustentarlo, así que seguiré investigando. Por lo mientras me queda la tarea de estar al pendiente de mis acciones y una vez que cuente con datos suficientes, empezar a exigirle al gobierno que haga lo que le toca. Porque ya sabes, si no exigimos concretamente lo que necesitamos, nada se logra. Y bueno, esta no sería una columna de la Medusa sin antes invitarte a que también hagas conciencia del tema tratado hoy y pedirte que te sumes a la petición de que el gobierno se ocupe de su parte.

*Actuaria egresada de la UDLAP

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