Picando piedra (II)

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Invitada


Septiembre 05, 2018

Camilo Estada Luviano

La así llamada clase política es solamente un invento de quienes no tienen el menor deseo de que las clases sociales -que sí existen- se mencionen como algo preciso, sino que se hablede ellas sólo en términos tales que permitan que cada quien piense lo que quiera, porque las clases sociales son una conjunto de gentes que tienen una determinada relación de pertenencia con los así llamados medios de producción y no solamente un conjunto de personas que se dedican a una determinada actividad. Y se tiene que hablar de medios de producción, porque son precisamente estos lo que permiten que el ser humano produzca los medios de subsistencia y, por lo mismo, permita la reproducción de la humanidad.

Ciertamente es el ser humano el centro de todo, pero sin los medios de producción sólo puede producir "cosas" lúdicas y éstas darán placer, pero eso es todo. De sólo ludismo no vive el hombre.

Sin embargo, para algunos, el creado e introducido concepto de "clase política" sirve para llamar a una serie de personajes que hablan de individuos dizque sociales, que manejan conceptos que trascienden la cotidianidad y se refieren ya al individuo colectivo, concepto necesario para hablar del país y de la patria, porque así tanto el país como la patria son conceptos de significado al gusto.

Ciertamente no todas las personas metidas en eso que llaman clase política son de tal calaña, hay personajes que sí son objetivos y manejan conceptos que llaman a las cosas por su nombre, pero en general estos son relegados, porque precisamente aquellos que sí son de la así llamada clase política no los consideran de su altura y de inmediato viene la descalificación, porque es el método más fácil, sencillo y cómodo de deshacerse de ellos.

La mayoría de los promotores de Morena son personajes de la "clase política" -algunos ninguneados y otros no tanto, y pocos integrados en el aparato del sistema-, y ellos son los que proponen lo que debe hacerse para llegar al tal multimencionado cambio. Pero ¿cuál cambio?, porque en "el cambio" muchos coinciden; sin embargo, hay que precisar lo que haya qué cambiar. De inmediato surge a coro "hay que acabar con la corrupción", y aquí también hay que precisar qué tipo o cuál corrupción, porque este es un concepto que puede unir muchas voces, pero que une muy pocas acciones... y las que dizque coinciden con frecuencia utilizan el disfraz.

Y es posible utilizar el disfraz, porque se habla del pueblo, pero en el pueblo entran todos y los intereses reales de estos todos no coinciden, no pueden coincidir, porque el pueblo -así simplemente el pueblo- engloba a toda la población y en la población hay unos y otros. Tenemos, obligadamente, que recurrir a precisar qué es lo que entendemos por puebloy cómo éste engloba a todos, llegamos al momento, que muchos eluden, de que "el cambio" es muy diferente para unos del "cambio" de otros.

Esta poca precisión es el campo ideal para los de la "clase política", porque con la idea de "el pueblo" evitamos llegar a plantearnos los problemas de fondo, porque el pueblo no es monolítico, en él están las clases sociales, los explotados y además los oprimidos y los oprimidos y explotados.

Sin embargo, "la corrupción" es el gran problema a resolver en la sociedad mexicana y allí se juntan moros y cristianos y esto da un buen campo propicio para muchos de la clase política, bien sea para desplazar a la "mafia en el poder" o para ser el germen de otra cosa.

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